vuelve a ser una fuente
pilar infiesta
Después de una década de abandono y sequía, el agua vuelve a manar limpia de la simbólica fuente de La Copona. Situada a las afueras de León, a unos seis kilómetros de la capital, las tuberías de hierro que enlazaban el manantial al histórico surtidor de casi 230 años estaban muy deterioradas. Por eso, la junta vecinal de Carbajal de la Legua ha querido desagraviar al peculiar conjunto ornamental que mandó construir el rey Carlos III en 1791 rehabilitando su interior con medio millón de euros.
«Las tuberías estaban en muy mal estado y pedimos permiso al Ministerio de Fomento y Obras Públicas para que nos dejara actuar y así que la fuente volviera a funcionar», explica el alcalde pedáneo, Ismael Lorenzana.
De hecho, las obras han logrado resucitar a La Copona como fuente. Desde ayer vuelve a ofrecer agua para calmar la sed y refrescar a los viajeros. Además, se ha construido una caseta para que las futuras limpiezas y reparaciones sean más accesibles.
El lugar fue un punto de descanso muy frecuentado por las diligencias y las caballerías que recorrían la ruta a Asturias. A principios del siglo pasado se convirtió en una zona donde los leoneses acudían a merendar y a pasar el domingo, ya que en sus alrededores crecía una arboleda que se consideraba «una buena nevera veraniega».
La fuente posee forma de gran copa, de ahí su denominación de Copona. Emerge en medio de una pileta de agua en cuyos bordes se puede uno sentar, además de en dos bancos de piedra. Fue impulsada por Carlos III, al igual que las fuentes de San Marcelo, San Isidoro, Neptuno, el Mercado, Puerta Castillo, el Portillo, el Caño de San Martín y el Caño Vadillo. La ingente huella hidráulica de este monarca sirvió para rebautizarle con el sobrenombre de El Fontanero o Rey Albañil.