El Bierzo se libra de las restricciones de agua que afectan a la Miño-Sil por la sequía
La CHMS garantiza el riego, a pesar de todo, porque el embalse de Bárcena está al 62%
La bajada de las precipitaciones en un 45 por ciento respecto al año pasado ha llevado a la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil a declarar la «prealerta» por sequía en la cuenca del río Sil. La medida, decidida en la séptima Mesa Técnica de la Sequía reunida ayer en Orense se adopta después de comprobar que el Bierzo ha pasado de recibir 816 litros por metro cuadrado el año pasado por estas fechas a apenas 484 litros, según informó ayer el presidente del organismo, José Antonio Quiroga. A pesar de la prealera de sequía, Quiroga tranquilizó a los agricultores bercianos y aseguró que el riego está garantizado: la reducción de las precipitaciones no ha afectado del todo al agua embalsada en el pantano de Bárcena, que con un 62% de ocupación está en mejores condiciones que la mayoría de los embalses gallegos.
«Estamos delante del año más seco de la serie histórica», afirmó Quiroga, que resaltó sin embargo «el buen comportamiento» de la presa de Bárcena. Y adelantó que la situación de sequía en la cuenca del Sil se prolongará durante todo el verano y posiblemente también en las primeras semanas del mes de octubre, de ahí que haga extensivas a los municipios del Bierzo las recomendaciones para ahorrar agua que la CHMS está trasladando a los ayuntamientos gallegos. «Para evitar situaciones más extremas, insistimos en que es necesario hacer un uso racional del recurso, ya que está ante un escenario de sequía prolongada que solo podremos paliar con la colaboración conjunta de las administraciones, de los regantes, de las empresas hidroeléctricas y de los ciudadanos en general», manifestó también Quiroga en una nota. El nivel de aguas circulantes ha caído un 40 por ciento y un 10 por ciento las subterráneas. Quiroga definió el escenario como de «escasez coyuntural».
La CHMS también aseguró que la empresa Endesa reembalsará a mediados de mes el agua desembalsada «por unas obras» de la presa de Peñarrubia, que solo está al 33 por ciento de su capacidad.