El Canal Alto pide impulsar la concentración parcelaria y la fusión con el Canal Bajo
Seis años después del final de las obras de modernización del Canal Alto solo se han conectado 257 hectáreas (17,83%) a la nueva red de riego
La modernización del regadío en el Bierzo será «un fracaso» si la administración autonómica no lidera un verdadero proceso de concentración parcelaria que acabe con el lastre del minifundismo. Y una vez que se agrupen las fincas y sea rentable adoptar el nuevo sistema de riego, será el momento de plantearse la fusión del Canal Alto y el Canal Bajo del Bierzo para optimizar los recursos y ahorrar en costes energéticos.
Es el aviso y es la propuesta que esta semana lanzaba el presidente del Canal Alto del Bierzo, Gerardo Fernández, convencido de que la apuesta por una agricultura profesional en el Bierzo, más allá del autoconsumo y de la actividad complementaria que es hoy, requiere de ambas medidas, además de un impulso al cooperativismo para garantizar la entrada de productos del campo berciano en las grandes superficies comerciales y la creación de líneas de ayudas públicas para fomentar la creación de industrias transformadoras en la comarca.
En un día soleado, Fernández recorre junto a este periódico algunos de los tramos modernizados del Canal Alto del Bierzo —la inversión fue de 18 millones de euros— en la zona de Cubillos del Sil, y constata el «fracaso» de la modernización del regadío un lustro después del final de las obras debido a la persistencia del minifundio. «Las obras terminaron en 2016 y solo se han conectado al nuevo regadío del canal 257 hectáreas , 17,83 por ciento de la superficie susceptible de riego por este canal. Eso es un fracaso», advierte. Y mientras enseña el flujo de agua al otro lado del tramo de autovía de la C-631, ofrece otro dato descorazonador. «Además, en el proyecto inicial tampoco se contempló la viabilidad de la conexión a la nueva red para una superficie de 300 hectáreas en Cubillos del Sil, Bárcena del Bierzo y San Andrés de Montejos». La modernización del Canal Alto se limitó aquí a la red principal y «dejó fuera a las acequias secundarias que transcurren por infinidad de minifundios». Y eso a pesar de que en esta zona también se había llevado a cabo una concentración parcelaria de unas 100 hectáreas en 1957, por parte del antiguo Instituto de la Colonización que se encargó del traslado de los vecinos de los pueblos inundados del pantano de Bárcena.
Por eso Fernández tiene claro que «es necesario completar las obras de modernización entubando todas las redes secundarias» porque «las acequias se encuentran en unas condiciones ruinosas después de más de 60 años de servicio y la baja calidad de los materiales empleados en la construcción». El Canal Alto, con una longitud de 27,50 kilómetros desde su inicio en el pantano de Bárcena hasta su desembocadura en el río Cúa a la altura de la localidad de Quilós, da riego a 24 pueblos de ocho municipios y una superficie de 6.958 héctareas (aunque la de riego efectiva no llega a la mitad). El Canal Bajo, recuerda Fernández, sin entrar en polémicas por el retraso de su modernización, cuenta con unas infraestructuras que, «después de más de 70 años de servicio se encuentran en un estado precario y ruinoso, que hacen necesaria una intervención urgente».
Fusionar los dos canales solo traería ventajas, opina el presidente del Canal Alto. «Sin coste alguno para conseguir la presión del agua, sin necesidad de bombero, aprovechando la cota de elevación que tiene el Canal Alto en su toma de conexión al pantano de Bárcena», resalta Fernández. Y recuerda que la modernización del Canal Alto dejó un recrecimiento en el primer tramo del canal, de una longitud de unos 4,5 kilómetros desde el pantano al acueducto de Los Rubios que permitiría aumentar el caudal de agua «y dejar prevista así la conexión en el futuro de otros usuarios como los del Canal Bajo».
Pero las soluciones también pasan, insiste, Fernández, por «fomentar aún más el cooperativismo» para permitir la fijación del precio de los productos y recibir garantías de compra tanto como para acceder a mejores subvenciones con las que combatir plagas y heladas, sufragar polizas de seguros o adquirir maquinaria. El presidente del Canal Alto entiende que no es de recibo que en pleno siglo XXI, los agricultores todavía tengan que recurrir a la quema de paja para proteger sus cosechas de las heladas.
Y el de las ayudas públicas debería ser el quinto y último pilar de los cambios. «Aquí no tenemos un agricultor profesional. Si tuviéramos las ayudas que reciben en Lérida, la agricultura berciana podría crear entre cuatro mil y cinco mil empleos en industrias transformadoras», concluye.
Canon energético del pantano
También entiende Fernández que «los repartos de los costes de explotación, mantenimiento y la aplicación del canon energético del embalse de Bárcena se debería actualizar, de manera que pague más el que mayor beneficio económico está obteniendo por la explotación y uso industrial de esas aguas». Fernández no duda. «Estamos viendo cómo las eléctricas se están forrando con los actuales precios de la energía y el campo agoniza». Y recuerda que Endesa ya ha recuperado la deuda que contrajo con la construcción del pantano que enjugó con la aplicación de un cano energético a los kilovatos que generaba su central hidroeléctrica. Desde hace nueve años «los beneficios de la generación hidroeléctrica son todos para ella.