Memoria minera
Fabero multiplica por tres los visitantes a su conjunto minero en apenas una década
■ La pandemia no frena el crecimiento ■ El auge del turismo hace que el Ayuntamiento quiera hacerse con un microbús
Fabero empieza a ver algo de luz tras la hecatombe del carbón. Su proyecto BIC de patrimonio minero ofrece ya las primeras cifras significativas de visitantes. Un registro que siempre se hace bajo guía, ya que al Pozo Julia, centro neurálgico para entender la extracción de mineral en la cuenca, no se puede acceder libremente.
De los 1.272 visitantes registrados en 2009 por el Ayuntamiento, primer año del que se tienen datos, se ha pasado a 4.286 en el año 2021, último ejercicio completo, lo que significa un incremento del 336,9% en algo más de una década. Y un dato más: 2019 y 2020 fueron aún mejores, con 4.772 visitantes. Otro dato esperanzador es que en abril de este año han pasado 868 personas, de ellas 327 en Semana Santa, según los datos que maneja el Ayuntamiento.
La alcaldesa, Mari Paz Martínez, destaca las cifras, aunque sean modestas, teniendo en cuenta que la cuenca berciana es un destino alejado de las grandes vías de comunicación y de las zonas de afluencia turística del Bierzo como Ponferrada o Villafranca. «A Fabero hay que venir», enfatiza Martínez.
En abril de 2021, el Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León aprobó la declaración de la cuenca minera de Fabero como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Conjunto Etnológico, con seis enclaves a destacar. El Pozo Viejo, el Pozo Julia, la Mina Alicia, la Mina Negrín, el Poblado de Diego Pérez y línea de baldes. Todo al conformar, decía la resolución, «un sistema de alto valor patrimonial».
El Pozo Julia, el hospitalillo, el economato... Fabero tiene aún mucho por hacer para dar la vuelta a más de un siglo de historia, aunque la alcaldesa comenta no van a cejar en el intento de ser referentes de la minería en España.
A la hora de valorar las cifras hay que destacar también la curva ascendente desde el primer registro. En 2010 fueron 1.471 y en los siguientes ocho años se duplicaron las cifras. De los 1.878 de 2011 se pasó a 3.950 en 2018. Significativo es también el mes de agosto. Desde hace cuatro años supera las mil visitas, con 1.304 en 2021.
La declaración como BIC considera que la minería ha generado en esta zona «un conjunto amplio y variado de núcleos e instalaciones industriales, separados pero interrelacionados entre sí». Desde el punto de vista patrimonial, se consideran de un valor relevante, y por lo tanto protegibles, tanto los edificios e instalaciones de dichos enclaves como la maquinaria para la actividad desarrollada en ellos, los elementos originales de señalización de los diferentes usos que ayudan a su comprensión y los elementos muebles asociados a las diferentes actividades.
La última subvención, de la Diputación, ha sido para reparar el castillete del Pozo Julia y ya se está pensando en adquirir un microbús, aunque sea de segunda mano, para dar cobertura a las visitas, explica Mari Paz Martínez. «El vehículo ya lo tenemos buscado», añade.
En la agenda también hay otra subvención del Ministerio de Transportes para el hospitalillo y también se dispone de fondos para varias actuaciones economato.