Segunda fase
‘Fuego Verde’ en la antigua térmica
La Ciuden espera del visto bueno del Gobierno para exhibir los helechos y abrir un centro polivalente Se cumplen cinco años del final de las obras
«Al fin y al cabo, el carbón no es más que vegetal fosilizado con el paso de los años», comentaba esta semana en una conversación informal el director general de la Fundación de la Energía, el biólogo Arsenio Terrón para referirse a la sala de ‘Fuego verde’, así se va a llamar, que debe exhibir al público en lo que iba a ser segunda fase del Museo de la Energía en la antigua térmica de Compostilla I los helechos de la variedad Dicksonia (heredera del Carbonífero) traídos hace ahora diez años desde Nueva Zelanda y Australia y conservados hasta finales de 2015 en el vivero de la fundación en Pobladura de las Regueras (Igüeña). Descartado el proyecto del Bosque Carbonífero —una cúpula de siete millones de euros cuyo diseño llegó a adjudicarse en 2013— y con la Ciuden apostando por convertir en un centro polivalente para albergar ferias, congresos y actividades culturales el edificio industrial terminado de reformar hace ahora cinco años, los helechos de las antípodas serán el mayor reclamo de las nuevas instalaciones con una superficie total de 23.000 metros cuadrados. Donde una vez hubo calderas, vapor y turbinas, las plantas de hojas perennes y lanceoladas que están en origen de la industria del carbón cerrarán un círculo simbólico.
Todo depende, todavía, de que el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) le dé el visto bueno al plan adelantado hace ya un año por Terrón para convertir el edificio sin uso donde el Gobierno central invirtió 22 millones de euros hast6 junio de 2016 en un lugar que albergue eventos de todo tipo, exposiciones temporales y muestre a los ponferradinos la mejor colección de helechos de una variedad prehistórica de todo el continente europeo. Lo que hoy ya se llama sala de Fuego Verde será una cortina vegetal en el interior del edificio con una fachada iluminada a partir de cilindros que simularán un telón ondulante, decía Terrón a este periódico en junio 2020. Los helechos ya están allí desde finales de 2015, pero con el edificio sin uso todavía no pueden visitarse.
El auditorio. ARCHIVO
El centro polivalente que la Ciuden ha propuesto al Instituto de Transición Justa tras la reunión por videoconferencia que el pasado año mantuvo el alcalde de Ponferrada, Olegario Ramón con la directora del Instituto de Transición Justa que depende del Miteco, Laura Martín, en cualquier caso, también debe completar las conexiones de luz, agua, gas y saneamiento para abrir, algo que llevaría muy poco tiempo. Sin estos remates, el mantenimiento del edificio acabado en junio de 2016 ni siquiera lo asume la Ciuden y es una empresa externa la que se encarga de evitar su deterioro.
Además de dos salas de exposiciones, las nuevas instalaciones cuentan con un auditorio de 240 butacas que podrían ampliarse hasta las quinientas. También albergan una de las dos locomotoras de la MSP restauradas por la fundación en su día. La otra sí se exhibe al público en la Fábrica de Luz.
Los helechos en el edificio restaurado de la antigua térmica, en 2018. ARCHIVO
Era septiembre de 2011 y la Ciuden todavía no había descartado el proyecto del Bosque Carbonífero cuando llegaron a Pobladura los helechos arborescentes de siete metros de altura comprados en Nueva Zelanda y Australia, y también en Argentina. Al vivero de la Ciuden vinieron 24 plantas de la variedad Dicksonia Antarctica , seis de la Cyatehea Arborescente y otras 34 más pequeñas. El viaje de los helechos hasta el Bierzo duró tres meses en un contenedor climatizado en la bodega de un barco, informaba en 2015 Diario de León. En principio solo iban a permanecer durante un año y medio en Pobladura para aclimatarse, pero la crisis económica se llevó por delante el proyecto del Bosque Carbonífero y los helechos permanecieron cinco años en el vivero. La demora en darle utilidad al nuevo edificio acondicionado en la antigua térmica que Franco había inaugurado en el verano de 1949 los han convertido ahora en un curiosidad que no está a la vista de casi nadie y que estimula la imaginación de los vecinos de Ponferrada.