La infraestructura ya fue reparada en 2012 por grietas entre las losas de hormigón
Informes apuntaron entonces al «deterioro progresivo de la estructura» incrementado por la sal esparcida en invierno
Pese a su juventud, algo más de 20 años, el viaducto del Castro , en la A-6, el último en dirección a Lugo desde el Bierzo, era ya un viejo conocido por sus achaques . Según un informe que obra en poder de este periódico, esta gran infraestructura ya sufrió en 2012 la reparación de varias losas de continuidad, que se habían agrietado y provocado baches en la capa superficial.
Una intervención que cobra actualidad por el derrumbe de dos de los tableros de hormigón en las últimas dos semanas y la previsible caída al vacío de un tercero entre los dos vanos que se han visto afectados en el doble carril en sentido La Coruña.
Entonces, los problemas se achacaron «a las condiciones climáticas extremas que provocan un deterioro progresivo de la estructura». Una situación que se veía incrementada «por la sal esparcida en la zona durante el invierno debido a las bajas temperaturas».
Las obras, adjudicadas a una importante empresa constructora, se centraron en echar una capa de mortero de reparación cementoso modificado con polímeros y fibras que proporcionan una alta resistencia a la compresión y la abrasión. Se utilizó, según uno de los informes, porque era el ideal para situaciones «en las que es necesaria la resistencia a los cloruros y el dióxido de carbono».
En primer lugar, se llevó a cabo la hidrodemolición del área para garantizar que el resto de la estructura no se viera afectada por vibraciones, y se retiró la armadura no anclada, sustituyéndola por una inoxidable. A continuación, se aplicó a la armadura que permaneció una imprimación anticorrosiva, seguida por un puente de unión y finalmente, se rellenó con el mortero cementoso de reparación.
El doble derrumbe ha hecho ahora saltar todas las alarmas porque, de momento, los técnicos del Ministerio de Transportes, no tienen claras las causas por las que se han venido abajo los dos tableros de hormigón. Cada uno de ellos es independiente y se amarran mediante grandes cables de acero en su interior. De momento, todas las hipótesis están abiertas. Pudo ser un desplazamiento del tablero, un corrimiento de la pila que los sujeta o una causa aún por determinar en la que pueden influir factores que son hoy una incógnita.
En junio de 2021, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) anunció trabajos de reparación en ambos sentidos de circulación en los viaductos del Castro en el kilómetro 431 de la Autovía del Noroeste A-6. «En base a los trabajos de inspección realizados recientemente en el marco del sistema de gestión de puentes de la Red de Carreteras del Estado, se ha determinado la necesidad de realizar estos trabajos de conservación», explicó en una comunicado el departamento entonces de José Luis Ábalos. Y es que tampoco en estos meses, ni con el cambio del titular del Mitma, la información ha sido mucha sobre en qué consistían los trabajos.
Hace diez años
Las obras se centraron en echar una capa de mortero de reparación especial para mejorar la resistencia
Por dos veces en este año, el Consejo de Ministros habilitó partidas de 11 y 14 millones de euros por vía de urgencia . Los trabajos estaban a punto de concluir cuando se vino abajo, el pasado día 7 de junio, el primero de los tableros de hormigón, a lo que siguió otro el pasado miércoles 15. De haber sido abierto al tráfico, el Castro se hubiera convertido en la repetición de la tragedia en un puente de la localidad italiana de Génova, que dejó 43 muertos.
Sin avances
De momento todas las hipótesis están sobre la mesa del Ministerio a la espera de nuevos estudios
Además de los daños y el presupuesto, aún sin cuantificar, el doble derrumbe ha vuelto a cerrar el paso a los vehículos especiales por Piedrafita, con especial incidencia para la planta de palas eólicas de LM en Ponferrada. El avance de los trabajos de la primera fase de las obras, en la calzada sentido Madrid, hicieron viable que, a partir de la última semana de noviembre de 2021, se pudieran habilitar ventanas horarias. Ahora, es imposible por el desvío de la N-VI para entrar y salir de Galicia. Un cuello de botella que espera más de 15.000 vehículos diarios en los próximos meses.