«Vivo feliz con la cara de Red Skull»
El venezolano Henry Rodríguez, que se ha sometido a 17 operaciones para parecerse al villano de Marvel, abrirá un estudio de tatuaje en Ponferrada Con otro estudio en La Haya, cree que el Bierzo, donde reside desde 2016, tiene futuro
Se amputó la nariz. Y ahora respira sin el cartílago. Se cortó las orejas. Se tatuó los ojos. Se partió la lengua. Pigmentó su piel de rojo. Y se ha colocado implantes de silicona en la frente, en la sienes, en las cejas, hasta modelar su rostro como el del supervillano de los cómics y las películas de Marvel, el archienemigo del Capitán América; Red Skull , antes conocido como Calavera Roja.
Y está contento, aunque más de uno se cambie de acera o «se apriete la cartera», son sus palabras, cuando se cruza con él por la calle. Se llama Henry Rodríguez, nació en Venezuela hace 36 años, se dedica a tatuar a la gente —pronto abrirá un estudio en la calle Gómez Núñez de Ponferrada— y empieza a ser un rostro popular, con apariciones en televisión incluidas, más allá del mundo y la industria del tatuaje, donde ha hecho grandes amigos.
Convertirse en Calavera Roja, aunque no comparta la ideología nazi del personaje de Marvel (cuya primera aparición en los cómics es de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial) es lo que Henry Rodríguez quería hacer con sus rasgos faciales y ya figura en el Libro Guinness de los récords como la persona que se ha sometido a la modificación facial más extrema en todo el planeta, no se cansa de decir. Desde La Haya, donde tiene un estudio en Den Haag, y después de participar en una convención de tatuadores este fin de semana en Rotterdam, Rodríguez defiende su transformación y le importa poco que haya quién no le entienda. «Vivo feliz con al cara de Red Skull », le dice por teléfono a este periódico.
Ilusionado con la inminente apertura de su estudio de tatuaje en Ponferrada, ( therealredskull tattoo, con una decena de artistas) y pensando ya en la lista de grandes tatuadores internacionales invitados a la inauguración, Henry Red Skul l —con casi cincuenta mil seguidores en redes como Instagram— recuerda que su fascinación con el mundo del tatuaje y las modificaciones extremas fue muy temprana. «Cuando yo tenía diez o doce años, mi primo Jorge Jesús, que era piloto, llegó un día con un tatuaje; un corazón con las siglas de las fuerzas aéreas venezolanas, y eso me marcó. Me pintaba con bolígrafo el mismo tatuaje», cuenta. Henry fue un adolescente rebelde, con gustos que no encajaban con su entorno, y a la muerte de su madre encontró en la figura del maestro venezolano del tatuaje Jorge Machado —«él ha sido la familia que me regaló la vida, que me regaló Dios», afirma— el apoyo que necesitaba para introducirse en el mundo del tatuaje underground . Así conoció al modificador corporal Emilio González, el responsable de su transformación en Red Skull . Primero fue la nariz, las orejas, los implantes en la frente...
—¿Y por qué Red Skull ? ¿Por qué un villano?, le pregunta el periodista.
«A la gente le gusta lo bueno y olvida lo malo. Pero para que exista lo bueno también tiene que existir lo malo», responde.
—¿Respiras bien sin cartílago?
«Sin ningún problema. Mi modificador ha estudiado medicina y sabe lo que hace».
Tampoco le molestan los implantes. Ni la suspicacia de quien le mira por la calle. «Me río mucho cuando me encuentro con alguna señora que se aprieta la cartera», dice. Henry tiene pareja y su cara no le produce ningún rechazo. «Es evidente, si no, no estaría conmigo». Y tampoco teme arrepentirse de sus operaciones —hasta 35.000 euros se ha gastado en ellas, ha llegado a calcular— cuando sea viejo. «Habré hecho lo que he querido y me habré reído desde este puto sistema», presume.
-¿Y por qué el Bierzo para su nuevo estudio de tatuaje?, es la última pregunta que cabe en este artículo.
«Porque llevo allí desde 2016, me gusta la provincia, la gente es acogedora y creo mucho en el Bierzo», afirma al otro lado del teléfono en Holanda.