Gente de León
Los 60 incombustibles de Martín
Ilustrador, dibujante, autor polifácetico, el leonés regresa al primer plano con una exposición y publicación marca de la casa, ahora en forma de muestra en Madrid
Ahí donde trabaja Martín, esto es Miguel Ángel Martín (León, 1960), puede que haya un hombre y un lápiz de vez en cuando, pero hace tiempo que es un lugar con muchos frentes abiertos, que siempre tienen que ver con aquellos años de inicio como dibujante, pero que a base de actividad le relacionan con otros campos expresivos más allá del continente el mundo del cómic. Y así, en 2020 cumple 60 años sin dejar la cresta de la ola. Esta será la clave de una suave reinvención constante que le sitúa como uno de los personajes claves de la ilustración en España, o también novelista gráfico, o dicho más en plan artesanal un excepcional contador de historias.
Así se mezcla en forma de actualidad una exposición, Delicias ‘Titbits’ , en El Arte del Cómic, Madrid, que siempre en lo temático, imagen y estilo continúa siendo futurista, como si en su caso cuando las nuevas tecnologías llegaron él ya estaba allí. Y aparecen personajes que portan esas delicias a las que alude el título y en donde el contexto siempre es potente e inquietante.
Miguel Ángel Martín, que firma como ‘Mrtn’, tiene una trayectoria cargada de historietas que ya se han hecho célebres, entre las que destacan series como Brian the Brain , Rubber Flesh , Psychopathia Sexualis o The Space Between , que abordan una temática dura, la cual contrasta con su trazo limpio y ambiente aséptico, cercano a la línea clara. En sus palabras, «la gracia está en la combinación de un dibujo limpio, naif e incluso ingenuo con unos contenidos un tanto escabrosos, ácidos y retorcidos».
En su día, Martín fue galardonado con el premio Autor Revelación del Salón Internacional del Cómic de Barcelona 1992, y años después recibió el prestigioso premio Yellow Kid al Mejor Dibujante Europeo (1999).
También inmerso en todo tipo de trabajos videográficos, es un consumado cartelista, ya desde los años en los que comenzaba a despuntar en León. Como creador de imagen también se puede destacar que en su labor con la compañía Subterfuge la ha dotado de una imagen reconocible, en la que apenas hace falta buscar la firma para descubrir su obra. Tiene, por tanto, un lenguaje propio tan rico, que, por ejemplo, le sirve para ilustrar un Quijote y que su huella destaque.