Música
Carlos Núñez alcanza la plenitud artística
Su primer disco, ‘A irmandade das estrelas’, cumple 25 años. Lejos de ser una conmemoración, que también, es una reivindicación renovada en forma de gira y disco que llega mañana a Ponferrada, y este viernes, a León.
Si Carlos Núñez no existiera habría que inventarlo. Por el bien de la música. Su categoría artística es de tal calibre, y su prestigio internacional tan alto, que es de esos creadores que articula todo el proceso creativo desde que surge el primer acorde hasta que es entregado al público en forma de disco o de concierto. Y todo esto, el vigués, a estos 50 años que ahora tiene y que él dice que vive como si tuviera 23. lo plantea con espíritu colectivo, como si sus ambiciones individuales ya estuvieran saciadas. Tal vez sean demasiadas palabras para simplemente enunciar: Carlos Núñez alcanza la plenitud artística. Pero son también una forma de poner en contexto que se cumplen 25 años de A irmandade das estrelas , disco histórico con el que abrió una brecha de prestigio para la gaita como instrumento, la música celta y el folk en general. Mañana, en Ponferrada, y pasado, en el Auditorio, pone en directo toda esta conmemoración, en forma de gira, nuevos temas y una edición especial que incluirá canciones inéditas grabadas para la ocasión y colaboraciones con artistas como Rozalén, Andrés Suárez o Iván Ferreiro.
Carlos Núñez, además de genio es un hombre amable, que transmite positividad en un hilo de frases en las que siempre aporta algo. Por eso, hay que seguirle desde esa magia. «Si tuviera algo de mago, la gaita sería la varita mágica», dice.
Así comienza una mirada hacia su retrovisor vital y su espectacular irrupción en el negocio musical. «Ese primer disco estaba inspirado en lo que vivía en aquellos años. Nací en Vigo. Llegaron los 80 y había que ser moderno. No era fácil tocar la gaita. En los años 90, con The Chieftains la gaita se puso de moda. Y los rockeros de EE UU empezaron a encantarse con esa música celta, folk, hasta el punto de decir que era el origen de todo. Era estar con ellos y recibir elogios de Dylan, de Sinead O’Connor...», explica.
El vigués recala mañana en Ponferrada y pasado en León. JAVIER SALAS
En un viaje de entonces al presente, Carlos Núñez tiene claro que quiere traspasar esa emoción. «Yo ahora quiero celebrar el disco invitando a nuevos artistas que están en la pomada. Quiero esa música para los músicos españoles. Y los de ahora ya veo que se inspiran en la tradición», asegura. Y lo confirma con este proyecto en el que introduce músicas de todo pelaje, obras antiguas que recrea ahora con artistas diversos. Y todo encaja, porque tiene razón. Hay esa comunicación, por ejemplo, entre la música celta y el folk americano.
Aire renovador
La semana pasada, en el comienzo de esta gira, tanto en los conciertos en Córdoba o Cáceres, Núñez arrasó con este discurso sincero que sí une desde la globalidad. «Son conciertos maravillosos. Tocar en Córdoba, que es el paraíso del flamenco, y llegar al público te hace darte cuenta de lo universal que es la música», narra.
Todo ello, es teoría y práctica de esa totalidad artística que vive Carlos Núñez, y cómo encuentra desde el origen todo un universo creativo en el que la renovación y el tributo van de la mano.
Sus conciertos son la gran prueba de que en su caso el directo es la gran culminación. Y, a todo esto, el tiempo de aviones y carretera no han hecho mella en sus ilusiones. «Con los años te das cuenta de que tienes que cuidarte, estar en forma, hacer ejercicio, pero yo me siento con las máximas energías», asegura.
En definitiva, más de veinte ciudades de todo el país podrán disfrutar de un espectáculo reconocido mundialmente. La gira celebra así los 25 años de la publicación de su primer disco pero también un homenaje a sus mentores, The Chieftains.