Novela
Cuando la tentación se titula ‘Nunca leerás esto’
Pocas cosas resultan más atractivas que lo prohibido. Con un título, ‘Nunca leerás esto’, que invita a transgredirlo,
Con un estilo sobrio, Joaquín S. Torné arma un potente fresco contemporáneo. Un bodegón de amor y corrupción con León al fondo.
Empezó a escribir la novela el 15 de marzo, el primer día del Estado de Alarma, y la finalizó 59 días después. Curiosamente, la novela transcurre prácticamente en las mismas fechas, aunque no es, en absoluto, una historia ambientada en tiempos de pandemia. Nunca leerás esto —título cuyo significado está reservado a los lectores—, funciona como la mejor de las tentaciones.
La novela, la tercera que publica el director de Diario de León, tras No digas que te lo dije yo y Mil seiscientos kilómetros , es una suerte de muñeca rusa que comienza como una novela de amor que roza el género erótico y acaba convergiendo en un thriller. Con todos estos ingredientes es fácil de entender que el autor prefiera pasar de etiquetas. Se trata de un relato con mucho ritmo —el que se aprende escribiendo reportajes de actualidad—, donde el género epistolar es también una pieza esencial para urdir una historia narrada a ‘dos voces’, las de los protagonistas, Sandra y Alejandro.
«Mi intención es que no fuera una novela desde el punto de vista solo de una de las dos partes de la pareja», afirma.
El argumento recurre a una superposición de texturas estílisticas, donde unas breves y románticas cartas —que son el hilo conductor de la historia— o extrañas amenazas que son citas de biografías de personajes célebres acaban construyendo una roman-fleuve (novela río).
El vino, la gastronomía, los viajes y los paisajes, sobre todo de la ciudad de León, son algo más que el simple decorado de una trama sobre corrupción y traiciones.
Los protagonistas, una abogada y un médico, construyen su propio paraíso cuando están juntos, pero tienen su particular infierno fuera. Algunas novelas, como Nunca leerás esto (Editorial Pandorado), sirven para entender realidades mejor que muchos reportajes. La literatura le permite a Torné licencias que no concede el periodismo.
«No es en absoluto una novela autobiográfica. Afortunadamente, no me ha ocurrido lo que relato, sobre todo la trama negra. A mí me gusta pensar que es una novela de amor», asegura Torné, quien ha optado por un difícil ejercicio literario en el que no da tregua al lector. Incluso se asombra cuando los primeros lectores —de ese círculo de amistades que suelen ser implacables— encontraron tintes poéticos en una prosa directa, sencilla y despojada de artificios. Entre líneas, el lector saboreará el poso de escritores como Gabriel García Márquez, que han dejado profunda huella en el autor.
Torné hace gala de su oficio incluyendo temas como la ética y los debates morales que atormentan a algunos de los personajes. Pero no se trata, ni mucho menos, de una historia de buenos y malos.
«Lo que me interesa de la ficción es que aleja de la realidad del periódico, en la que tienes que ceñirte a la verdad», asegura el autor de El periodismo hecho jirones, que se considera periodista antes que escritor.
Homenaje a la ciudad
Tenía clara la parte epistolar y romántica de la historia, que, durante el proceso de escritura, fue fluyendo de una forma casi natural. Lo que sí quería era conducir al lector por los lugares y bares por los que transitan los personajes. Una parte que el autor define como «una guía gastronómica» y un «homenaje a la ciudad». «Por deformación profesional», admite, «los periodistas somos gente de bares».
Escribió las 387 páginas de la novela del tirón y confiesa que se la dio a corregir a su padre, de 84 años, a quien está dedicada, además de a las víctimas del coronavirus. «No me dijo nada de las partes eróticas, cosa que me sorprendió».
Para Torné, autor del libro de relatos Insuficiencia cardiaca , escribir una novela no tiene más complicación que un reportaje periodístico. «Si escribes bien, puedes escribir casi cualquier cosa, excepto, probablemente, poesía. En la literatura te puedes desviar hacia donde quieres; mientras que en el periodismo, no», asegura.