ENTREVISTA
«En Venezuela la cultura fue prácticamente exterminada»
NÉSTOR ROJAS / ESCRITOR Y ARTISTA PlÁSTICO
Periodista, poeta y pintor, Néstor Rojas (El Tigre, Venezuela, 1961) lleva viviendo en Astorga desde hace seis meses tras huir exiliado de su país después de más de 20 años mostrando su oposición, primero al Gobierno de Hugo Chávez y ahora al de Nicolás Maduro. Entre sus logros, un Premio Nacional de Poesía de Venezuela en el año 2017. Actualmente realiza diferentes actividades para dar a conocer la situación de su país, pero también aprovecha su estancia en España para mostrar su creación artística.
—Evidemente, para comenzar es inevitable preguntarle por la situación de su país. ¿Cuál es su visión al respecto?
—Venezuela es un país en ruina y de mendigos. El Gobierno realmente ha empobrecido a la población y, allí, protestar en las calles es exponerse a que te metan preso o te maten. Para nadie es un secreto lo que está pasando. Maduro es un presidente usurpador que no fue elegido limpiamente y es un gobierno comunista, terrorista e inhumano experto en decir mentiras, en la opresión y en la represión que ha provocado que los dirigentes de la oposición estén en el exilio o asesinados.
—¿Se entiende entonces que se posiciona en el bando de Juan Guaidó?
—Sí. Él ha hecho un alto ejercicio de valentía y de liderazgo para levantar al pueblo que estaba desesperanzado. Se ha convertido en la esperanza de la mayoría de los venezolanos y proyectó la reclamación de la población a nivel internacional. Realmente no se autoproclamó, se juramentó delante de un pueblo que salió a las calles a comienzos de enero.
—¿Por qué motivo decidió marcharse de Venezuela?
—Mi situación empezó a ser insostenible y, por eso, vine a España exiliado a través de una figura que se llama Protección Internacional porque me consideraba un perseguido político.
—¿Qué le llevó a pensar que estaba siendo perseguido?
—No es algo que sea reciente. Llevo desde hace 20 años combatiendo la dictadura de Chávez y de Maduro. Estaba prácticamente confinado, mi casa fue desmantelada y me tuve que esconder en la casa de un amigo. De hecho, ahora mismo me seguirán buscando.
—Y, una vez que sale del país, ¿cómo acaba en Astorga?
—La verdad es que no lo elegí. Las personas que me ayudaron a venir a España viven en Astorga y fue lo que más cerca tuve para salir de Venezuela. En varias partes del mundo varios amigos me ofrecieron su ayuda, pero consideré que España era el lugar donde quería estar. Aquí realmente me he podido dedicar a la poesía, a la pintura y a la cultura.
—¿Desde entonces cree que ha mejorado su vida?
—Sí, estoy sorprendido por la calidad humana y por la solidaridad que me han prestado. Pese a que tuve que dejar a mi familia en el país, me he encontrado con muchísimos apoyos y me han ayudado no sólo para que Venezuela sea libre, sino también en mi trabajo.
—Hace dos años ganó el Premio Nacional de Poesía de Venezuela, ¿que le supuso ese reconocimiento?
—Sí, lo gané con mi libro Poemas de Angostura, pero al conocer el Gobierno mi postura opositora me pusieron muchas trabas. No me dieron ni el dinero del premio, que eran 100.000 doláres, ni me hicieron la publicación. Además, intentaron todo lo posible para que no se celebrara el acto de entrega. Como opositor siempre me han negado el derecho al trabajo, no puedo trabajar para la universidad ni en ningún otro sitio.
—Imagino que, como activista opositor, en su país es dificil desarrollar su profesión...
—En Venezuela es imposible dedicarse a la cultura como en España. La dictadura de Maduro tiene el control de todo. La gente se muere de hambre mientras ellos cada día se enriquecen más. Allí un kilo de carne vale lo que un sueldo mínimo. La gente no tiene dinero ni para vivir, incluso morirse es un lujo, por lo que en Venezuela la cultura fue prácticamente exterminada.
—Desde su llegada a España ha continuado desarrollando su actividad creativa, ¿qué es lo que intenta transmitir?
—Quiero mostrar un sentimiento de universalidad. Soy venezolano pero me siento español porque mi familia materna era española y mi padre era indígena. Soy esa mezcla de lo que significó la hispanidad en América y el cruce de razas. Por eso, en mis pinturas trato de expresar esos sentimientos de culturas; al igual que en la poesía realizo un discurso del exilio, del desarraigo, del despojo, etcétera. De cómo se siente el ser humano que se ve obligado a salir de su tierra y que se mete en otro mundo totalmente diferente al suyo dejando atrás a su familia.
—Durante el breve periodo que lleva en España también ha participado en los recitales leoneses de ‘L’Ekole Poetique’. ¿Qué es lo que ha hecho en este proyecto?
—Conocí a dos escritoras que me propusieron participar en un evento para la defensa de la democracia en el mundo y me invitaron para que hablara del caso de Venezuela. Desde ese momento sigo participando y coordino el grupo.
—El próximo 15 de febrero también estará en la Casa Panero de la ciudad maragata realizando un recital poético. ¿De qué va a poder disfrutar el público que asista?
—Voy a leer algunos de mis libros publicados, que tengo más de nueve, pero también leeré otros muchos inéditos que tengo que no he podido sacar a la luz en Venezuela. En el evento también estaré acompañado de un músico para hacer más ameno el acto.
—También le ha dado tiempo a inaugurar una exposición de pintura en Valladolid, ¿no?
—Sí, la inauguré el pasado 3 de febrero. Son pinturas de corte neocubista porque, para mí, el cubismo es otra forma de ver el mundo. Además, voy a algunos mercados de la provincia de León a vender mis obras.
—Con la comodidad en la que se encuentra ahora, ¿se plantea volver a Venezuela?
—Cada persona que sale de su país tiene el deseo y la necesidad de volver, pero no sé cuando lo haré porque la situación allí no va a cambiar fácilmente. A lo mejor Astorga será mi tierra de un largo exilio.