CULTURA
«Es la realidad la que moldea el nuevo diccionario, la RAE no hace ideología»
El catedrático y académico Salvador Gutiérrez explica los criterios que han alumbrado la obra de la Academia
«Sabíamos que crearía polémica. Hoy en día, todo se mezcla con actitudes e ideología». El catedrático y académico Salvador Gutiérrez asume que el nuevo Diccionario de la Real Academia no se librará de las críticas. Y eso que, como no podría ser de otra manera, asegura que el único criterio que ha guiado la elaboración del mismo ha sido exclusivamente científico.
El nuevo tesaurus de la RAE ha incluido cinco mil nuevas entradas, ha eliminado 1.350, ha ampliado la acepción de casi 200.000 y ha incluido 19.000 palabras americanas.
Entre las palabras que ‘debutan’ en el palacio de la lengua están mileurista, serendipia o tuitear, palabras que, aunque recién llegadas, lo han hecho con una fuerza tan inusitada que los académicos han creido conveniente su entrada en el diccionario. Salvador Gutiérrez explica que entre las características que debe cumplir un término para ser incluido en el DRAE se encuentra la antigüedad, pero también el uso. «La lengua siempre va al lado de la sociedad. Es la sociedad la que genera nuevas realidades y, por lo tanto, nuevas palabras», sostiene el académico, que añade que la Academia nunca registra una palabra el primer día que se usa. «Nos fijamos en la consolidación. Eso no quiere decir que las palabras que no aparecen en el diccionario no se registren en el corpus».
‘Antiguallas’
Otra de las características del nuevo diccionario es la modificación de 195.000 acepciones y la ampliación de otras. Es el caso de la palabra nube, que integra el significado de ‘espacio de almacenamiento y procesamiento de datos en internet’, o de pantallazo —captura del contenido que se visualiza en la pantalla de una computadora—. Salvador Gutiérrez trabaja en la comisión científico-técnica de la RAE y destaca que una de las ‘taras’ del nuevo tratado es que no se ha tenido tiempo de ampliar términos referentes a la zoología, la botánica y la física. «El proceso de revisión de palabras es larguísimo. Piense tan sólo en los términos referidos a la arquitectura. Hay que revisar libros de arquitectura, introducir los criterios que se van a seguir en la selección, repasar las palabras, una a una...». La tarea es tan titánica que para alumbrar este diccionario se han requerido más de trece años de trabajo.
El nuevo tratado se caracteriza por su color americano. Y es que la colaboración de las Academias hispanoamericanas de la Lengua Española y de la norteamericana ha sido fundamental en muchos aspectos, sobre todo a la hora de incrementar el número de americanismos. «El diccionario siempre adoleció de incluir pocos términos procedentes de América. El de autoridades, por ejemplo, sólo incluye 180 americanismos», explica Salvador Gutiérrez, que recuerda que la potencia del español es que se trata de un idioma hablado por más de 500 millones de personas. «De ellas, sólo 42 son españolas, lo que muestra claramente la necesidad de aumentar el peso del español americano».
Dalind, bigorrella y alidona son algunas de las 1.350 palabras que se despiden del diccionario. Salvador Gutiérrez insta a ver con normalidad el adiós puesto que el diccionario es «un compendio de uso». En cualquier caso, destaca que estas palabras entrarán en el diccionario histórico y justifica el hecho de que algunas de ellas continúen en el DRAE en que, de otra manera resultaría difícil leer a los clásicos. Más complicado resulta explicar la pervivencia de aquellas acepciones o palabras que sugieren ideología o trasladan un sentido despectivo. Es el caso de judiada o sudaca. Y es que, como explica el catedrático de Lingüística de la Universidad de León, el diccionario es un «notario de los usos de la sociedad y la realidad se impone». Por ello, y a pesar de que desde algunos sectores se intentó modificar algunos de los cambios introducidos por el DRAE, hoy el nuevo diccionario ya introduce, por ejemplo, la acepción de matrimonio como unión entre una pareja del mismo sexo.