Diario de León

Afirmaba que Franco no tenía personalidad y creía que el general Mola era «el verdadero jefe»

Hitler despreciaba a los españoles por creerles «una banda de andrajosos»

El libro «Las conversaciones privadas de Hitler» se publica en España sin censura

Franco recibe a Hitler en la estación de Hendaya en 1940 para incorporar a España al bando alemán

Franco recibe a Hitler en la estación de Hendaya en 1940 para incorporar a España al bando alemán

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Enrique Clemente - león
León

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«Los españoles se contentan con unas pocas aceitunas al día en lugar de trabajar para tener más». Ésta es una de las varias referencias muy despectivas que el personaje más siniestro del siglo pasado dedicó a sus aliados, según un libro de próxima aparición en las librerías, Las conversaciones privadas de Hitler (Editorial Crítica). Una obra que en nuestro país apareció a mediados de los cincuenta muy recortada por la censura y que ahora se ofrece íntegra. Se trata, como escribe en el prólogo el historiador británico Hugh Trevor-Roper, «del registro oficial de las conversaciones de sobremesa que Hitler pronunció ante diferentes invitados en el momento culminante de su éxito». Es decir, en el primer año de su guerra de agresión contra Rusia, cuando vislumbraba una factible victoria que lo conduciría a cumplir sus planes macabros inscritos en el Mein Kampf deiciséis años antes. Para el genocida nazi, los soldados franquistas eran una «banda de andrajosos», que «apenas protegen». «Yo no hubiera intervenido en la revolución de España de no haber sido por el peligro rojo que amenazaba a Europa. El clero se hubiera tenido que exterminar», dice en otra ocasión. Califica de «excepcionalmente estúpidas» a las mujeres españolas y se burla de la mujer de Franco, que «acude cada día a la iglesia», y de la confesión, por la que «la mujer obtiene la satisfacción de la absolución y el permiso para seguir con sus jueguecitos ¡y el cura tiene el gusto de enterarse de todo!». Para el Führer, Mola era «el verdadero cerebro, el verdadero jefe», mientras «Franco no tiene personalidad para enfrentarse a los problemas» y Serrano Suñer, por el que sintió «repulsión», «es el enterrador de la España moderna». El secretario del Führer Martin Bormann ordenó compilar unos textos que cubren desde julio de 1941 a septiembre de 1942 y que tienen un gran valor histórico, porque reflejan al auténtico Hitler, expresándose con terrorífica franqueza. Así se muestra, por ejemplo, cuando afirma: «Se me reprocha el sacrificio de 100.000 o 200.000 hombres en la guerra. Puedo contestar que gracias a mi actividad la nación alemana ha ganado hoy día más de dos millones quinientos mil seres humanos. Si pido la décima parte en sacrificio, no dejaré por eso de haberle dado un 90 por ciento».

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