La Legio VII dispuso de 20 campamentos de entrenamiento militar
Un equipo de investigación liderado por el catedrático Ángel Morillo descubre la existencia de al menos 20 campamentos de entrenamiento de la Legio VII que se encuentran en Oteruelo de la Valdoncina y San Andrés del Rabanedo
Cuando en 2019 Ángel Morillo y su equipo — Brais X. Currás, Almudena Orejas y Agostino Nobilini— pusieron en marcha la investigación de los campamentos de la periferia de la Legio VII ya intuían que estaban a punto de realizar un descubrimiento inédito. Sin embargo, los resultados han sido mucho más productivos de lo que pensaron en un primer momento. Los trabajos han revelado la existencia de 18 estructuras campamentales desconocidas hasta ahora y que dan una nueva visión de la vida de las dos legiones —Legio VI Victriz y Legio VII Gémina— en lo que con los siglos se convirtió en León.
El catedrático de Arqueología Romana de la Complutense de Madrid explica que eran campamentos para prácticas, dispuestos en una plataforma llana y bien nivelada, con un gran dominio visual sobre el valle del Bernesga, y organizados en torno a la vía romana que se dirigía hacia Astúrica. Los recintos, algunos de ellos conservados parcialmente, presentan diferentes orientaciones pero todos ellos comparten la típica planta campamental rectangular con esquinas redondeadas. «A la espera de avances en el trabajo de campo, todo parece indicar que se trata de recintos de época imperial para prácticas de castrametación», añade.
Morillo Cerdán subraya que el conjunto se encuentra a cuatro kilómetros en línea recta del lugar ocupado por los campamentos sucesivos de la Legio VI Victrix y de la Legio VII Gemina, bajo el actual casco urbano de León, coincidente con el recinto amurallado bajoimperial, y en una cota de entre 30 y 40 metros superior a la de este último.
Castrametación
«La castrametación era un parte importante de la formación y de la disciplina militar»
A la vista de las características morfológicas de este conjunto de recintos campamentales, de su emplazamiento y de la relación con Legio, todo indica que se trata de una serie de estructuras resultado del entrenamiento de las tropas en tareas de castrametación. «La existencia de campamentos para prácticas ha sido una cuestión a menudo soslayada en los estudios sobre arqueología militar, si bien recientemente ha recibido una mayor atención, ya que constituyen documentos de enorme interés de cara al conocimiento de las actividades del ejército romano en tiempos de paz», destaca el profesor. Su función, por lo tanto, era el de servir para el entrenamiento a los soldados en el atrincheramiento de campamentos, la excavación de fosos y elevación de terraplenes y empalizadas, que conforman el sistema defensivo de los campamentos, particularmente complejo en los ángulos redondeados, y las entradas.
Y es que la castrametación era un parte importante de la formación y de la disciplina militar. «Se consideraba reflejo de la eficacia y la organización del ejército de Roma y de ahí que fuese practicada regularmente. Los tratados antiguos dejan constancia no solo de la importancia estratégica o para la seguridad de la construcción de los campamentos, sino también de su alto valor simbólico del poder imperial, del orden y la disciplina militar», añade el director de la investigación. Explica además, que este tipo de prácticas exigía un trabajo colectivo y coordinado que se relacionaba con el mantenimiento de la moral y la identidad, con el orden y la jerarquía.
Tanto el ejército estabilizado en campamentos, como el ejército en maniobras tenía entre sus obligaciones regulares efectuar prácticas de castrametación. Lo ejemplifica Morillo Cerdán con un pasaje de Apiano sobre la guerra numantina donde relata el exhaustivo entrenamiento del ejército, dentro del que desempeñaba un papel fundamental la construcción y demolición de campamentos.
En línea recta
El conjunto se encuentra a 4 kilómetros en línea recta del lugar ocupado por los campamentos de la Legio VI y la Legio VII
Por último, el investigador incide en que los resultados del análisis locacional muestran que el emplazamiento escogido no permite destacar sobre el paisaje, ni ejercer un control eficaz del territorio. «La lógica que subyace en la elección de esta localización para la construcción de los recintos debe responder, por lo tanto, a otros factores, que quizás tengan más que ver con las necesidades del proceso de construcción de los recintos y su relación con Legio, que propiamente con su posición estratégica», asegura. Por todo ello, manifiesta que el paso de la vía que comunica Legio y Asturica Augusta es sin duda determinante y detalla que desde el campamento de León, siguiendo el recorrido de la vía, la plataforma que forma la terraza sobre el río Bernesga es el lugar que reunía las mejores condiciones para levantar los recintos con mayor facilidad: «un espacio llano y bien nivelado, con un suelo pobre en el que nunca debió de ser abundante la vegetación y que siempre sería más cómodo que la zona del fondo del valle, en donde habría una vegetación más espesa, que tendría que ser roturada, y unos suelos, más pesados y húmedos, en los que sería más dificultoso abrir las zanjas de las fosas». Morillo revela además que en este lugar existía un control visual desde los muros de la ciudad, pues aunque desde Legio no se alcanza a ver la superficie de la plataforma, sí se divisa a la perfección el borde la terraza y el conjunto del emplazamiento.