León espera a Los Secretos

Álvaro Urquijo lidera Los Secretos, banda con salud de hierro, aunque puede decirse que la ha tutelado en todo momento como buen hermano menor. León espera a los madrileños, que recalan en el Auditorio el 28 de noviembre. Y es un momento especial, porque junto a la novedad de su último trabajo, titulado Mi paraíso , se cumplen este 2019 veinte años de la muerte de Enrique Urquijo, el genio que habitaba en esa lámpara pop que deslumbró a las primeras de cambio con el eterno Déjame .  

Portada de 'Adiós, tristeza'. DL.

Su aura ha sido tan enorme que lejos de limitarse al tributo, como una suerte de influjo, la inspiración de Los Secretos se disparó sin él, pero con Álvaro, hasta ser lo que ahora son: una eficaz atemporal banda de pop y folk eléctrico en la que Urquijo pone las canciones que luego aliña con sabiduría el maestro Ramón Arroyo, guitarrista, junto a Jesús Redondo, teclista multiinstrumentista, y demás componentes históricos. Recurren a sus éxitos porque sus fans no se lo perdonarían pero se renuevan con una frecuencia creativa digna de elogio.  

De hecho, entre las características o virtudes de autores de canciones como Sobre un vidrio mojado o Pero a tu lado , destaca la de desenvolverse a la perfección en todo tipo de escenarios y formatos, y el Auditorio de León es uno de esos espacios que ellos empezaron a dominar a la perfección casi como pioneros de este tipo de escena.  

Cuando cumplieron 30 años en el mundo de la música, editaron Gracias por elegirme. Sus tres últimos trabajos han sido En este mundo raro , Algo prestado y Una vida a tu lado . Por lo que no se les puede echar en cara ningún tipo de apalancamiento en lo seguro del éxito que pasó.  

Pero hay ahora un momento que reivindica con contundencia la figura de Enrique Urquijo. 20 años hace de su muerte y un concierto en Madrid, en el Palacio de los Deportes, será la gran celebración, que dará paso de hecho a la creación de la Fundación Enrique Urquijo.  

Más de veinte artistas darán forma este recuerdo, de modo que la figura de Enrique Urquijo se multiplicará, tanto como intérprete y compositor como a partir de la interpretación de sus canciones desde estilos diversos que pretenden poner en valor la trascendencia de su obra. Incluso, según fuentes de la organización, habrá un espacio para homenajear las salas que dieron cobijo a esa explosión musical en la que todo estaba por aprender e inventar. Y es que son 40 años de vida los que empiezan a contemplar a algunos de esos grupos que vivían enamorados de la moda juvenil.  

En el conjunto de estos homenajes a su figura, si el concierto madrileño se llamará Pero a tu lado , un libro aborda en forma de reedición todo este momento. Adiós tristeza , así se llama, ese homenaje directo al corazón, editado en 2005, que regresa ahora en versión aumentada bajo la idea de qué ha sido de la vida después de Urquijo, con todos los acontecimientos que se han producido en forma de versiones, aniversarios, y que confirman, como cita su hermano Álvaro, que «seguir siendo recordado es la mejor forma de reconocer su vigencia».  

Este libro es un todo Urquijo, aunque el ahora líder de Los Secretos, maneja sentimientos contradictorios: «Fue una enseñanza, porque aceptamos que se hiciera pero lo que salió no nos gustó. Es una impresión sin más, y por eso digo que no ha sido una experiencia que a la familia nos haya gustado», añade.  

Tal vez, el libro indaga en ese alma contradictoria de Enrique Urquijo, capaz de cantar ese huidizo Déjame , y componer años después Pero a tu lado . Alguien a quien le salía de las entrañas un desolador Agárrate fuerte a mi, María , y que luego tenía que enfrentarse a sus propios fantasmas.  

Como el tiempo pone todo en su lugar, prevalece ahora el Enrique Urquijo, que el año que viene cumpliría 60 años, que fue hombre vitalista, un talento único componiendo, padre de familia, y que en el devenir de su vida surgen hasta conexiones con León.  

Resulta que no fue leyenda que de vez en cuando Los Secretos daban conciertos sorpresa, haciendo honor a su nombre, en La Cueva de Elicio, de Valdevimbre. «Es cierto que teníamos esa conexión leonesa, por casualidades familiares. Por un lado, mi hermano Enrique tenía una novia, Valentina, que pasaba temporadas por allí, porque su familia tenía una casa en La Bañeza. Y por otro, nuestro bajista de entonces, Iñaki, estaba casado con una chica de Valdevimbre. A veces, íbamos y tocábamos», recuerda el propio Álvaro Urquijo.  

Al final, tras 40 años, ahora será el turno de volver al Auditorio, porque como él mismo señala, «estamos hechos a todo tipo de escenarios. Porque es la forma de hacer todo lo que te gusta, y a veces por obligación, porque nosotros nunca hemos sido un grupo de números 1. Hemos tenido que levantarnos muchas veces después de tocar fondo», indica Urquijo. En León, el 28 de noviembre, tocarán el cielo de 40 años de resistencia pop y canciones de su propio paraíso.