Leoneses a la busca de otros mundos
León es tierra de aventureros. La primera gran viajera de la que se tiene testimonio es la monja Egeria, que en el siglo IV atravesó el Adriático en barco y recorrió Egipto y Siria. Tras ella muchos leoneses buscaron lejanos horizontes. Algunos aparecen en el nuevo ‘Atlas de los exploradores españoles’, de la Sociedad Geográfica Española..
verónica viñas | león
Buscaron nuevos mundos, abrieron rutas inexploradas o se embarcaron en peligrosas misiones científicas. La Sociedad Geográfica Española acaba de publicar un colosal Atlas con más de 140 mapas y 800 ilustraciones, «que da testimonio de la importante aportación de nuestro país al conocimiento del mundo», según la editorial GeoPlaneta. Esta obra enciclopédica, realizada por reconocidos historiadores, sólo incluye entre sus páginas a cuatro aventureros leoneses. Se trata de la monja Egeria, fray Cesáreo de Armellada, Juan Ponce de León y Álvaro de Mendaña. La monja Egeria o Etheria es una de las pocas mujeres que dan nombre a una calle en León. Ya casi nadie duda del origen berciano de esta intrépida viajera que en el siglo IV recorrió medio continente europeo, cruzó en barco el Adriático, visitó Tierra Santa, Constantinopla, Alejandría y Mesopotamia, entre otros lugares, y dejó escritas sus aventuras en un diario. Un periplo que duró tres años —entre el 381 y el 384 de nuestra era—.
El relato de Egeria, titulado Itenerarium ad Loca Sancta o Peregrinatio, describe cómo es la cima del Sinaí, los viñedos de la región de Gessén o el desvío del monte Nebo que conduce al manantial de Moisés. Egeria está considerada la primera escritora española; y su obra, el relato de viajes más antiguo de nuestro país.
«Valiente, fresca y humana que, a través de frases sencillas, se revela como una mujer de gran coraje y fuerza». Así describió el periodista Carlos Pascual a la protagonista de su libro: Viaje de Egeria» (La Línea del Horizonte), publicado hace unos meses. Relata, por ejemplo, que el obispo de Segor le sugirió visitar el lugar donde supuestamente se encontraba la mujer de Lot convertida en estatua de sal. Ella escribió a sus amigas: «Pero creedme, venerables señoras, cuando nosotros inspeccionamos aquel paraje, no vimos la estatua por ninguna parte, no puedo engañaros al respecto».
Un héroe con claroscuros
A Puerto Rico y Florida tras las fuente de la juventud titula el Atlas de los exploradores españoles el capítulo dedicado a Juan Ponce de León, nacido en 1460 en Santervás de Campos —localidad que hasta 1833 perteneció al territorio leonés—. De modo que este navegante no es vallisoletano, como erróneamente figura en el Atlas. En 1502 surcó por primera vez el Atlántico. «Encontró un lugar en la costa perfecto para la edificación de algunas casas: lo llamó Puerto Rico. Luego regresó a La Española y en 1509 obtuvo el título de gobernador de aquella isla, que debía colonizar. De ese modo, se encomendó a esta tarea, aunque con poco acierto, pues no logró contener las rebeliones de los nativos. Aquella situación le costó el cargo».
El descubridor de La Florida y primer gobernador de Puerto Rico tiene desde el año pasado un museo dedicado a su figura en Santervás de Campos, a 11 kilómetros de Joarilla de las Matas. Nueve salas donde se fusiona la historia de Ponce de León con la de la comarca donde nació y los lugares que colonizó.
Como la mayoría de las biografías de conquistadores, la de Juan Ponce de León está plagada de claroscuros. Episodios de heroísmo y también de crueldad.
Álvaro de Mendaña (Congosto, 1542-Islas Salomón, 1595), descubridor de las Salomón y las Marquesas, ocupa dos páginas del Atlas de los exploradores, donde se le describe como «hombre discreto, negociador, dotado de cierto carácter galaico (lo más probable es que naciera en Congosto, en la comarca de El Bierzo), Mendaña podía ser al mismo tiempo firme y tenaz para aguantar las incomprensiones, envidias y zancadillas que más de una vez pusieron en serio peligro sus viajes. Pero a este intrépido navegante y explorador le sonrió el azar, ese otro ingrediente de la historia». Junto a su mujer, Isabel Barreto, surcó los mares del sur que Robert Graves describió maravillosamente en Las ilsas de la imprudencia.
Por último, la publicación de GeoPlaneta cierra la nómina de leoneses con el misionero, explorador y lingüista Fray Cesáreo de Armellada, cuyo nombre real era Jesús María García Gómez. Nacido en Armellada en 1908 convivió, estudió y aprendió la cultura de los indígenas de la etnia?pemón, al sur de Venezuela. Fue miembro de la Sociedad de Estudios Americanistas de París, de la Sociedad Bolivariana de Caracas, director del Archivo Arzobispal de Caracas y académico (sillón D) de la Academia?Venezolana?de?la?Lengua, correspondiente de la Real?Academia?Española.
A comienzo de los años sesenta Armellada regresó a España, con una amplia experiencia etnográfica, centenares de cuadernos de apuntes y conocedor de seis lenguas indígenas, con la finalidad de terminar su Gramática y Diccionario de la lengua pemón y la recopilación de cuentos y mitos indígenas Tauron Panton.
los ‘ausentes’
En el Atlas de los exploradores nada se dice del padre Casiano García, natural de Vegamián, que a principios del siglo XX fue destinado al Archipiélago de Magallanes y recorrería un largo periplo por Filipinas, Canadá, Estados Unidos, Irlanda, Holanda y norte de África. Este agustino publicó en 1946 Leoneses en América, un libro de apenas 52 páginas donde habla de Gonzalo Fernández de Segovia, primer leonés que pisó América con Colón; de Alonso Arias de Villacinda, fundador de Valencia del Rey en Venezuela; de Lope García de Castro, de Villanueva de Valdueza, que fue virrey de Perú en 1564; de Gaspar Villarroel, cofundador de la ciudad de Santiago de Chile; de Cristóbal Vaca de Castro, que acabó con las luchas entre Pizarro y Almagro; de los dieciséis astorganos que se embarcaron para La Florida en busca de El Dorado, colonizaron la Patagonia
durante el reinado de Carlos III y acabaron asentándose en Uruguay; así como de un montón de leoneses más que pusieron una pica al otro lado del Atlántico.
Casiano García amplió su libro en 1953, bajo el título de El Reino de León en el descubrimiento de América, donde habla de las gestas de Luis Álvarez de Toledo, Francisco de Villagrá, Blanco de Laisequilla o Domingo de Betanzos.
Otro personaje singular que no consta en el Atlas es el primer marqués de Villanueva de Valdueza, de la familia de los marqueses de Villafranca, que dirigió la expedición holandesa de reconquista de Bahía (Brasil).