Obras empantanadas
El museo de Marialba sale del limbo
La construcción del museo que protegerá los restos de la iglesia paleocristiana más antigua del mundo quedó parada por la renuncia de la empresa adjudicataria. Los trabajos acaban de ser ‘reasignados’ y concluirán en mayo.
La empresa de Lorca que tenía que ejecutar la segunda fase del museo de Marialba de la Ribera desistió y dejó las obras colgadas casi recién empezadas, aunque gastó 100.000 euros del presupuesto. Los planes de abrir el museo este año, pese a los retrasos derivados de la pandemia, se esfumaron por completo. Tras la renuncia de la adjudicataria, fue preciso repetir todos los trámites y volver a licitar los trabajos en la plataforma de contratación del Estado. Finalmente, la nueva adjudicataria es Bauen, una empresa de Madrid, cuya última restauración —según figura en su web— ha sido el monasterio de Vallbona (Lérida). Las obras tienen un presupuesto de 1,2 millones de euros y un plazo de ejecución hasta mayo del próximo año.
El alcalde de Villaturiel, Valentín Martínez, que hace unos meses confesaba abiertamente estar «desolado» cuando la empresa de Lorca dio la estampida, tiene ahora otra preocupación: el precio del aluminio. El metal, que ha experimentado una subida del 28,4 por ciento en lo que va de año, recubrirá el edificio como una ‘piel’. Martínez mantendrá una reunión con la empresa Bauen en los próximos días para hablar de las fluctuaciones del aluminio y para que las obras comiencen cuanto antes.
Vista exterior del museo . MARCIANO PÉREZ
La primera fase del proyecto permitió dejar a cubierto prácticamente todos los restos de la basílica paleocristiana más antigua del mundo —junto a la de San Juan de Letrán (ambas del siglo IV)—, que llevaban décadas a la intemperie. El museo ha sido diseñado por el arquitecto Melquíades Ranilla, autor también del Plan Director de la muralla de León. La recuperación de la basílica martirial de Marialba supondrá una inversión total de 1,8 millones. El Ayuntamiento de Villaturiel, un municipio de solo 1.947 habitantes, ha aportado el 35 por ciento del coste de un edificio absolutamente innovador en la provincia; el resto lo ha sufragado la Diputación y el Ministerio de Transportes (con cargo al 1,5 por ciento cultural).
Parón
De formas simples, la construcción tiene una plena accesibilidad, a través de suaves rampas. Pero lo que verdaderamente define el museo es la luz natural, gracias a un techo de lucernarios. De día el edificio se hace más opaco «y es desde el interior donde el espectador se asoma a los restos como si fuera un mirador. De noche, la iluminación interior convertirá los paramentos en una membrana casi transparente», según Ranilla. Realizado en hormigón y chapa de acero perforado, deja pasar el aire y mantiene unas condiciones estables de temperatura y humedad. Las plataformas interiores permitirán contemplar los restos de la basílica desde distintas perspectivas. La iglesia paleocristiana estará iluminada por proyectores.
El museo, que tendrá dos plantas y 1.856 metros cuadrados, pondrá a salvo los restos excavados por primera vez en 1968 por Helmut Schlunk y Theodor Hauschild, del Instituto Arqueológico Alemán, un yacimiento que sigue dando quebraderos de cabeza a historiadores y arqueólogos y que se extiende más allá del perímetro de la zona declarada Bien de Interés Cultural (BIC).