Atletismo
«Mientras me respondan las piernas y el corazón tendré cuerda para rato»
Quince días le han bastado a José Huerga Castro (Villaquejida, 1961) para colgarse dos medallas de oro. Una en el Autonómico y el pasado fin de semana en el Nacional Máster M60. En su prueba fetiche de los 800 metros demostrando que el que tiene retiene. Éxitos que no obstante no son algo extraño para este atleta leonés que acumula, entre otros logros, tres títulos de España y un bronce en pista cubierta a los que añadir otro oro al aire libre. Y con 60 años aún tiene cuerda para rato.
—¿Qué supone este oro a nivel nacional?
—Muchas cosas. Pero lo primero un aliciente para seguir esforzándote y entrenando. Y demostrar que si trabajas duro y con dedicación llega la recompensa. En este caso con la medalla de oro. También poder dar una alegría a todos los que me apoyan, y en especial a mi familia que tienen que sufrir mis ausencias cuando entreno o compito. También a José Enrique Villacorta que me ha asesorado y ayudado en estos tiempos. Y a mi club, el Fisiorana. Todos están en los buenos momentos. Y también en los malos.
—¿Cómo se compagina el trabajo, los entrenamientos y, claro está, las carreras?
—No voy a negarlo, haciendo encaje de bolillos. El día tiene 24 horas y a veces se te quedan cortas. Al trabajo y el descanso necesario hay que sumarle los entrenamientos y la competición y también otras actividades que hacen que a veces tengas que romperte la cabeza para que puedan salir las cosas. Todo es cuestión de ser metódico y planificar bien las cosas. Teniendo en cuenta también que hay ciertas prioridades.
—Llevas desde los 18 años en el atletismo y ahora tienes 60. ¿Es ahora más complicado que cuando eras más joven?
—La edad no pasa en balde. Pero también hay que saber cuidarse. Con 60 años el cuerpo no es el mismo que con 20. A veces te levantas y tu cuerpo parece una caja de música. No hay día que no te duela una parte. Pero hay que saber llevarlo. Y el deporte es algo que te puede venir muy bien. En mi caso no voy a negar que los esfuerzos conllevan más tiempo para recuperarme y que en el caso de las lesiones necesitas más tiempo para superarlas. Es ley de vida pero no por ello debes dar la espalda a lo que te gusta, que además, como todo deporte, tiene efectos positivos en tu cuerpo... y en la mente.
—Tantos años en el atletismo suponen que también es parte de tu vida. Hablando de tus inicios. ¿Por qué este deporte?
—A mí siempre me ha gustado la actividad física. Fue a los 18 años cuando volví de la mili cuando me planteé encaminar mi camino laboral. Y en ese horizonte estaba preparar las oposiciones a policía local. Me apunté a una academia y ahí conocí a Mariano González, todo un número uno del deporte junto a su hermano Isaí. Era el que preparaba la parte física y al verme me comentó la opción de poder practicar atletismo dadas mis condiciones. No lo dudé y probé. Fui al Hispánico y allí conocí a José Luis García Llamas, mi primer entrenador con el que comenzó un camino que sigo recorriendo.
—Los dos oros en apenas 15 días y los éxitos que has cosechado estos años son la mejor demostración de que la edad no tiene porqué ponerte límites.
—Eso de que con los años, cuando llegas a una edad, tienes que dejar de hacer ciertas cosas y ponerte límites no va conmigo. Por tener 55, 60 o 70 no vas a renunciar a tus sueños. Mientras me respondan las piernas y el corazón tendré cuerda para rato.
—El deporte tiene su recompensa con las medallas... pero no es la única.
—Cuando te pones retos y puedes cumplirlos es lo más gratificante. Se puede correr para ganar. Pero eso no lo es todo. Aunque no seas el número uno también puedes disfrutar quedando segundo, tercero o simplemente con competir. Incluso aunque sea sólo para mantenerte en forma. El deporte es salud. Y yo puedo dar ejemplo. Después de muchos años practicando el atletismo cuando me casé lo dejé un poco al lado y empecé a tener problemas intestinales y digestivos. Fui al médico y no me encontró nada, pero no mejoraba. Decidí volver a practicar el atletismo y todos ese males desaparecieron.
—Uno de los grandes enemigos del deportista son las lesiones. Y tú no te has librado de ellas.
—Por desgracia no. Pero de todo se aprende. Las últimas me llegaron con la pandemia y el confinamiento. Aunque entrenaba como podía en casa no era lo que necesitaba. Luego, al volver a poder hacerlo en la calle mi cuerpo, por unas cosas u otras, no estaba preparado y aparecieron las lesiones. Nada menos que año y medio con problemas. Hasta hace muy poco acudía al fisio de manera periódica. Pero por suerte creo que ya está superado.
—Hasta el punto de haber logrado dos medallas.
—Sí. Ha sido una alegría inmensa y también un refuerzo moral.
—¿Y ahora qué?
—Mi próximo objetivo será el Europeo en Braga en apenas dos semanas. Y allí espero luchar por el podio. Y ojalá por el oro.