Los socialistas sopesan dar la Diputación a los leonesistas y los populares exigen el gobierno
Salón de plenos de la Diputación de León. DL
La demora del Ayuntamiento de la capital lastra a la Diputación. Su constitución se emplaza para las vísperas de las elecciones generales del 23 de julio. No hay duda sobre el reparto. El PP domina el arco con once diputados frente a los diez del PSOE, que ve cómo cuatro años después le dan la vuelta. Aunque para llegar a la mayoría absoluta, marcada en 13 votos, el fiel de la balanza lo decantan también los 3 representantes de la UPL, sin que el de Vox tenga incidencia alguna para los pactos.
La negociación del Palacio de los Guzmanes se enmarca en el mismo limbo del Ayuntamiento de León. El recurso de Vox da margen para alargar el cortejo con el que los populares y los socialistas quieren convencer a la UPL. Aunque en este foro, los papeles de los dos partidos mayoritarios quedan cambiados.
Al PP le sirve el gobierno en minoría, no está dispuesto a ceder la presidencia, invita a los leonesistas a formar parte de su equipo y reclama que se respete el gobierno del más votado, aunque este dato se apunte como un arma de doble filo, puesto que tienen más diputados por partido judicial, pero en votos totales en la provincia el PSOE tiene más. Aunque primero tendrán que dilucidar quiénes son sus diputados, una batalla interna en la que se juega el respeto a la disciplina del candidato oficial, el alcalde de Carracedelo, Raúl Valcarce, o la revuelta anunciada por el expresidente de la formación y alcalde Almanza, Javier Santiago Vélez.
En el otro lado, los socialistas quieren reeditar el acuerdo de hace cuatro años, pero la UPL no olvida los incumplimientos del pacto, ni perdonan que continuaran con el diputado electo leonesista pese a la orden de la dirección de romper. Este escollo hace que hayan puesto la cruz al actual presidente, Eduardo Morán. Está asumido. La disposición del PSOE llega incluso a no cerrarse por ahora a que el entendimiento pase por la cesión del bastón de mando a los leonesistas. El último que se ponga nervioso gana.