«He querido dar vida a las piedras»
l Emilio Campomanes revive el León romano en un libro muy divulgativo y rebosante de ilustraciones. El pasado romano de león busca lectores ávidos por entrar en la máquina del tiempo: al ESPERADO Y EXHAUSTIVO estudio sobre las lápidas extraídas de la muralla (‘historia de una excavación horizontal’ ) se suma esta ‘guía del león romano’
Suele explicar con tanto detalle y acompañamiento de anécdotas la historia de las murallas y de otros rincones y vicisitudes del León Romano, que amigos e integrantes de grupos de visitantes siempre acababan preguntando al arqueólogo Emilio Campomanes por un libro «que recogiera al menos parte de esas historias», como recuerda el autor de la Guía del León Romano. Un libro divulgativo y pensado para todo tipo de lectores que finalmente vio la luz con el sello de Lobo Sapiens y que tras llegar a las librerías en mayo, vivió ayer en el Museo Etnográfico de León su primera presentación.
Con 134 páginas y unas 500 fotografías e ilustraciones —éstas a cargo de Alberto Díaz Nogal—, el proyecto trata de dar a conocer «un patrimonio muy rico pero bastante ignorado, con un formato de guía que permite mostrar muchos rincones con vestigios romanos desconocidos para la gente de fuera de la ciudad, aunque también para los propios leoneses», explicó Campomanes. Y preguntado por cuál es, a su juicio, el gran reto de trasladar a la gente cuestiones históricas, el autor cree que una de las cosas más complejas «es hacer entender al público unas ruinas arqueológicas».
«Todo el mundo ha pasado por la experiencia de visitar ‘cuatro piedras’ y no entender nada, aunque haya una persona intentando que los visitantes vean edificios y estancias —cuenta—. Hay que reconocer que es muy difícil, que muchas veces los arqueólogos que han descubierto esos lugares han necesitado mucho tiempo hasta llegar a entenderlos o interpretarlos... Incluso los propios especialistas necesitamos alguna explicación o ayuda cuando visitamos otros yacimientos».
«Para mí ese ha sido el gran reto, que el lector entienda los vestigios que está viendo y por eso en la guía hemos tratado que todo sea muy visual, es el medio más eficaz —reflexionaba—. Además, hemos intentado ‘dar vida’ a los vestigios romanos, hablando de qué tipo de personas habitaron allí, a qué se dedicaban y sobre todo llenando de personajes esos lugares».
Porque aunque Campomanes es un reconocido especialista en el tema, sí ha habido detalles que le han sorprendido a la hora de preparar el libro: «Me ha impresionado la riqueza de los restos arqueológicos en el entorno de la ciudad, su concentración y variedad. Aunque los conozco bien por haber trabajado en varios, me ha sorprendido verlos en su conjunto y no aisladamente, como es habitual. La villa romana de Navatejera, la cannaba de Ad Legionem y el Castro de los Judíos en Puente Castro, la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera o la ciudad astur y después romana de Lancia... son realmente muy singulares y cualquiera constituiría un gran atractivo en otro sitio». «Por eso llama la atención —incide— que pocos o ninguno de ellos se hayan musealizado o sean visitables pese a que algunos lleven excavados décadas o más de un siglo, como la villa de Navatejera».
En dos palabras, «mentalidad y trabajo», sintetiza el autor la imperiosa necesidad de poner en valor este patrimonio. «Aquí, de momento, no creemos en ello. Me refiero a creer de forma colectiva, tanto la sociedad como sus políticos, y no confiamos en este tipo de recursos a pesar de haber viajado y conocido otros casos de indudable éxito». «Hay unas carencias inmensas en señalización; resulta difícil llegar a estos sitios incluso en la misma ciudad —añade—. Y carencias en la musealización, aunque se ha avanzado algo... En resumen, de poco sirve tener maravillas si nadie sabe que existen».
La obra muestra la vida cotidiana en el interior de 'Legio'.