Los restos del Titan en la zona de búsqueda muestran que el sumergible se habría partido
La Marina de EE UU da con escombros que contienen partes del batiscafo con cinco personas, entre ellas un chico de 19 años
La operación de búsqueda del Titan logró ayer uno de sus objetivos al alcanzar el «campo de escombros» del Titanic, que en su hundimiento quedó reducido a incontables pedazos en el fondo del océano. La Guardia Costera de Estados Unidos confirmó que había encontrado restos materiales en el área donde se busca al sumergible desaparecido con cinco personas a bordo: tres millonarios británicos, Hamish Harding, de 58 años, Shazada Dawood, de 48, y su hijo Suleman, de 19, y dos miembros de la tripulación, el fundador de la empresa del batiscafo, Stockton Rush, y un experto en el trasatlántico, Paul-Henri Nargeolet, que les llevaban en el Titan a visitar los restos del Titanic por 250.000 dólares cada uno.
El hallazgo ha sido posible gracias a uno de los aparatos de última tecnología movilizados en el operativo: un robot submarino francés capaz de llegar más lejos que el famoso transatlántico en su descenso a las profundidades.
David Mearns, experto en rescates y amigo de dos de los pasajeros que iban a bordo del sumergible Titan, aseguró ayer a la cadena británica ‘Sky News’ que los escombros hallados en el lecho marino incluyen partes del aparato desaparecido.
Según Mearns, se han identificado «una estructura de aterrizaje y una cubierta trasera» del sumergible en un campo de escombros cerca del Titanic, a una profundidad de unos 3.800 metros.
El experto explicó a la cadena que esa información fue compartida en un grupo de WhatsApp por el presidente de The Explorers Club, entidad a la que pertenecen el británico Hamish Harding y el francés Paul-Henry Nargeolet, ambos entre los cinco hombres que iban a bordo del Titan.
«Este es un submarino poco convencional. Esa cubierta trasera es su extremo puntiagudo y la estructura de aterrizaje es la pequeña estructura en la que parece que se apoya», afirmó Mearns.
Esto «significa que el casco todavía no se ha encontrado, pero se han hallado partes muy importantes del sistema, y no se habrían encontrado a no ser que (el sumergible) estuviera fragmentado», agregó.
A las dos de la tarde el buque habría consumido las 96 horas de autonomía de las que disponía en el instante en que se sumergió en aguas del océano Atlántico. Después de esa hora, la cabina estaría absolutamente viciada de dióxido de carbono y falto de oxígeno salvo que los pasajeros hubieran logrado alargar las reservas mediante técnicas de respiración adecuadas a situaciones límite.
Cuatro países —Estados Unidos, Canadá, Francia y Gran Bretaña— han enviado equipos de rescate «altamente avanzados» y trabajan con sus buques y aviones codo a codo con las embarcaciones de varias empresas privadas que se han desplazado al lugar en estos últimos cuatro días. A estas horas, cuatro robots submarinos rastrean el fondo del océano, una flota de tres aviones de reconocimiento sobrevuela la zona y ocho barcos, tres de ellos de la Guardia Costera canadiense, peinan estas aguas del banco sur de Terranova donde el Titanic se hundió en 1912.
Quienes han estudiado la zona donde yace el Titanic explican que, lejos del silencio que se presupone en este inhóspito lugar, existen múltiples fuentes de ruido. Entre ellas, el choque de planchas y restos, así como las de la descomposición del propio trasatlántico. Descubrir ahí el origen de un golpeteo producido dentro de un minisubmarino «es como buscar una aguja en un pajar».
Los franceses han aportado una nueva clase de robots submarinos capaces de llegar todavía más lejos que el Titanic en su viaje al fondo de mar, a 3.800 metros de profundidad.