El informe de la autoridad minera: la rotura de bóveda originó el escape de gas
Interior de un pozo minero de la Hullera Vasco Leonesa.
El Servicio Territorial de Industria de la Delegación de la Junta en León señala en su informe sobre el accidente que el 28 de octubre de 2013 costó la vida a seis mineros que se produjo en un primer momento por un derrabe gaseado: «Un colapso brusco, hundimiento del carbón de la bóveda», que rellenó el hueco del postaller donde había un alto porcentaje de metano. El gas invadió el taller y la galería. El hundimiento del carbón de la bóveda provocó a su vez una desgasificación del carbón, que se sumó al que ya se había expulsado.
Como consecuencia de todo esto se reajustó el techo de la capa con presión sobre la zona virgen del carbón, en el que produjeron importantes fisuras hacia el interior del macizo que soltaron más metano. Además el carbón cayó por gravedad hacia el hueco creado, lo que provocó una nueva y violenta aportación de gas. Fue un fenómeno gaseodinámico. Tras lo que se rompió también el techo de la capa. Una sucesión de hechos que se produjeron casi al mismo tiempo.
Zona virgen
El informe oficial describe el macizo y el taller donde se produjo el accidente, en una zona «que se encuentra sin explotar en cotas superiores, encontrándose por tanto virgen tanto en su zona superior como posterior». Y recoge que la empresa había dejado esa zona sin explotar debido por una parte al estrechamiento de la capa y por otra para aislar la zona explotada en el macizo 7º de la del macizo 9º, «debido a que en el 7º se produjeron algunos fuegos». Se trataba de evitar que los incidentes de un macizo afectaran al otro.
Los expertos señalan que en la zona donde se trabajaba para la extracción de carbón se crea un hueco en el postaller que se va rellenando de grisú, al no tener salida hacia zonas superiores. Cuando el taller avanza (se aleja del comienzo) debido a las tensiones acumuladas tanto en el techo como en el carbón la bóveda se hunde de forma brusca y desplaza el grisú. La estructura dificultó tanto la evacuación de gas como el hundimiento del postaller.