Diario de León

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El 30% de las ofertas laborales vinculadas a ingenieros agrícolas se quedan sin cubrir

La Escuela de Agrarias de León titula cada año a una media de 20 jóvenes y las empresas les buscan durante sus estudios.

Prácticas de los alumnos de la escuela de la Universidad de León en las instalaciones en la avenida de Portugal. DL

Prácticas de los alumnos de la escuela de la Universidad de León en las instalaciones en la avenida de Portugal. DL

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A. Calvo | León
León

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La Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal de la Universidad de León titula cada año una media de 20 jóvenes que se enfrentan a un mercado laboral lleno de oportunidades y escasa competencia. El director de la escuela, Pedro Aguado, destaca que el 30% de las ofertas laborales, tanto públicas como privadas, quedan sin cubrir por falta de egresados. Un ejemplo de ello es la bolsa de ofertas laborales de la que dispone la propia escuela, que se actualiza con los contactos que tiene el centro con las empresas y a las que se suman las que lanzan los colegios profesionales, las que publican directamente las empresas o las oposiciones, pero «actualmente existen enormes dificultades para cubrir los puestos de trabajo vacantes».

La disminución de la población joven y el desinterés por estas titulaciones, ya que «no se conocen exactamente las funciones de un ingeniero agrónomo», frente a otros títulos más de moda, son según el director de la escuela de la Universidad de León los principales motivos para que los títulos que se imparten en la sede de la avenida de Portugal no tengan tanta demanda. «Antes venían muchos jóvenes del campo», incide, para explicar que son múltiples las funciones que tiene un ingeniero agrónomo. Además de las atribuciones profesionales propias, estos titulados se encargan también de diseñar las industrias agrarias, de hacer regadíos, diseñar maquinaria agrícola o bodegas, además del desarrollo de semillas o controles fitosanitarios, «que generan mucha preocupación ambiental y que reclama muchos titulados».

Otra buena salida laboral para los ingenieros agrícolas son las oposiciones, tanto de la Administración central como de la autonómica. «Este fenómeno no es exclusivo de León, se está produciendo en toda España, como muestra de ello está un dato recientemente conocido, el ratio de presentados frente a número de plazas en las últimas oposiciones de ingenieros agrónomos del estado, que fue de 3 a 1», apunta Aguado, quien remarca que el interés del mercado laboral ya se aprecia incluso antes de que los alumnos finalicen sus estudios, especialmente en las prácticas en empresa. «Son muchas las que se interesan por nuestros estudiantes, valorándoles de manera muy positiva como se puede deducir de los correspondientes informes de evaluación (media de 8 sobre 10 en la valoración por parte de las empresas)», dice el director del centro de la Universidad de León para matizar que en los dos últimos cursos se han ofertado en la escuela 138 prácticas en empresa, en gran parte remuneradas, sin embargo, solo se han cubierto 27, es decir, aproximadamente un 20% de las ofertadas. La valoración de los estudiantes de las mismas es muy positiva (superior a 8 sobre 10), «pero la facilidad de acceder al mercado laboral hace que no sean más utilizadas». Otra prueba es el máster, que la mayoría de los que se inscriben no lo terminan porque encuentran un empleo y se ponen a trabajar.

Los estudios de ingeniería agrícola tuvieron su máximo esplendor en la década de los 90, pero desde el año 2000 han ido disminuyendo a pesar de que la demanda del mercado laboral ha ido en aumento, porque «el sector agrario fue el que mejor aguantó el empeoramiento de las condiciones laborales en los años de la crisis», añade Pedro Aguado.

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