TRENES
El Gobierno tiene un mes para evitar la segunda muerte del tren de la Plata
El Corredor Oeste espera un gesto del ejecutivo para mantener la vía en la red TEN-T antes del 31 de diciembre
A la vía de la Ruta de la Plata le queda poco más de un mes para saber si mantiene las opciones de subsistencia, que depende de Europa, como casi todos los órdenes que aguardan orden de inversión o un presupuesto.
La gestión de rescate, sin embargo, está en manos del Gobierno de España. No se conoce aún si antes de que concluya el plazo, el 31 de diciembre, se habrá remitido a la Unión Europea el documento que evita la eliminación del ferrocarril de la Ruta de la Plata del la red global de la RTE-T; y, a la vez, la incorporación del tramo de esta traza ferroviaria entre Plasencia y Salamanca en la red básica RTE-T, vinculada al amparo del corredor Atlántico.
Son los dos bastiones para insuflar a esta vía muerta desde 1985, que abrió el catálogo de cadáveres estructurales que dejó el Gobierno del PSOE en territorio leonés.
El ferrocarril de la vía de la Plata desempeñó durante décadas la función principal de desarrollo y cohesión territorial entre Astorga y Mérida, como heredero único de aquel pasado próspero que desde la época romana dejó fluir por el oeste de la península la actividad de norte e sur; este tramo que toma el nombre de la referencia de la gloria del imperio romano, se superpone en la estructura de mayor extensión, de Gijón a Algeciras, que encumbra el propósito la cohesión que tanto escasea ahora en el ramal oeste de España.
La iniciativa civil
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Los 350 kilómetros de distancia entre Astorga y Plasencia formaban el armazón ferroviario al que el primer Gobierno de Felipe González apuñaló de muerte ; desde entonces (hace 37 años), todas las iniciativas para volver a levantar la conexión han terminado denostadas, devaluadas, descartadas o burladas hasta por los mismo políticos que de cara a la opinión pública decían apoyarlas, sin resquicios.
La última, que no acaba de localizarse en la maraña de casos perdidos con las infraestructuras que afectan a León, se basaba en salvar la Vía de la Plata de la desclasificación programada por Adif, que a finales de 2021 contaba con un plan en estado avanzado para sacar la traza del tren del oeste de la relación de dominio público ferroviario.
El ruido mediático y la presión de los alcaldes de la zona afectada (Astorga, La Bañeza, algunos de Extremadura, donde florece una plataforma con empaque decidida a hacer realidad la resurrección de la vía) dilató el proceso de segunda muerte de este ferrocarril.
A estas alturas de 2022, se desconoce si Adif ha logrado su propósito en este, que sería el segundo entierro de la plataforma ferroviaria liquidada a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado.
La verdad y las fechas
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En 2017, se abrió otro paréntesis de esperanza para la traza, ahora distinguida como camino de hierros en los que la maleza y la vegetación desatadas apenas deja ver los raíles, y las traviesas, donde quedan aún traviesas o balasto. Se cumplen 5 años de aquella fecha en la que el Congreso de los Diputados se aprobó la reapertura de la Vía de la Plata, contra todo pronóstico, con el apoyo incluido del PSOE, artífice de su cierre tres décadas antes.
El resultado de aquella proposición promovida desde Podemos, con la diputada leonesa Ana Marcello, no sirvió para enmendar la sinfonía fúnebre que acompaña todo lo que envuelve esta traza ferroviaria desde el momento del cierre.
Otra versión anterior de las promesas incumplidas con la ruta ferroviaria de la Plata se localiza en el célebre plan oeste que acompañó la subida de Rodríguez Zapatero a los altares del poder. Tampoco se hizo realidad nada de lo que se contemplaba para la vía en aquel repertorio transversal que se presentó como un remedio de paliativos para el territorio más retrasado social y económicamente que surgió del régimen del estado autonómico.
La vía de la Plata está fragmentada ahora según el tratamiento que ha recibido el suelo que ocupa; algunos tramos, declarados vía verde, para pasear entre acacias replantadas y bancos que ocupan el lugar de los apeaderos; otros, con los raíles semienterrados por el arrastre de las lluvias, hitos que permanecen por si fuera preciso emprender el camino de vuelta a la vida. Y la propuesta con más posibilidades de éxito, que defiende la iniciativa civil desde Extremadura; comenzar la reconstrucción por el apéndice del sur, de Plasencia a Salamanca; para que fluya la vida, como de Sevilla a Cáceres.