El increíble proceso para generar metanol con el rastrojo del maíz
La Universidad de León firma un convenio con la empresa Reolum para que sus investigadores se sumen al desarrollo y la investigación para generar energías verdes en La Robla
Imagen de un campo de maíz justo antes de su recogida. MARCIANO PÉREZ
Conseguir energías verdes con impacto cero o negativo en el medio es uno de los objetivos de la planta que se desarrollará en La Robla . La Universidad de León y la empresa Reolum han firmado un convenio para que los investigadores de la Escuela de Ingeniería Agraria de la institución académica aporten su granito de arena a este desarrollo, que además implicará la incorporación de becarios, becas de colaboración, prácticas, trabajos de fin de grado y de máster, tesis doctorales o la incorporación de titulados para su formación.
El acuerdo fue suscrito por el rector de la Universidad, Juan Francisco García Marín, y el Presidente Reolum Renewable Research, Fernando Muñoz. Un acto en el que también participaron el director general de Tresca, Francisco Carro, los vicerrectores de Investigación e Infraestructuras de la institución académica, Carlos Polanco y Ramón Ángel Fernández, y Fernando Fernández, también de la empresa Reolum.
Muñoz ha incidido en que el proyecto de La Robla cuenta con una inversión de 500 millones de euros y generará 190 puestos de trabajo. La construcción de la planta comenzará en año y medio y durante este proceso se generarán, a su vez, 700 puestos de trabajo con la vista puesta en que "a finales de esta década la tres plantas estén operativas".
"León es una provincia de tradición energética, pero con este proyecto no sólo vamos a generar un balance de CO2 neutro, sino que será negativo, porque se reutilizará en la producción de metanol verde, que es el combustible del futuro", ha precisado Muñoz para añadir que León "pasará de generar energía gris a generar energía verde".
El impacto en el agricultor
El objetivo de los investigadores de la Universidad, vinculados al Departamento de Ingeniería Agraria, será analizar las consecuencias de la retirada de la paja de los campos de cultivo del maíz. Este primero paso ya está en marcha y los científicos universitarios trabajarán sobre los efectos de la retirada de este rastrojo para saber qué consecuencias fitosanitarias desencadenará y cómo afectará a la fertilización del suelo, ya que la paja genera en los campos materia orgánica que nutre la tierra de cara a nuevas cosechas.
En la provincia de León hay actualmente 75.000 hectáreas dedicadas a este cultivo y el recurso de la paja ahora no se aprovecha. El proyecto para generar metanol se basa en la recogida de este rastrojo, ahora desechable, que se quemará para producir energía. El CO2 que se produzca durante la quema se aprovechará, a su vez, tras su captura para generar otro proceso industrial que ligado al hidrógeno producirá metanol que podrá emplearse para procesos industriales o para combustible de los aviones, otra de las alternativas que se abren con este combustible verde.
Tras la primera implicación de la Escuela de Ingenierías Agrarias, el convenio que se ha rubricado podría dar el salto al resto de las escuelas de ingenierías, la de Industriales o la de Minas, más vinculadas a la energía, su desarrollo o su producción