Luto en la Universidad leonesa
León pierde a Miguel Cordero del Campillo
El catedrático ha sido una de las figuras claves en la vida universitaria y social de la provincia
Miguel Cordero del Campillo falleció esta madrugada en León. Cordero del Campillo ha sido una institución de la vida universitaria, social, política y veterinaria de la provincia de León. Miguel Cordero del Campillo nació en 1925, y vivió la «desgracia» de ver sumergirse bajo las aguas del pantano del Porma el pueblo que le vio nacer: Vegamián.
Para evitar irse a Valencia, donde habían destinado a su padre, que era guardia civil y quería que estudiara Medicina, apostó por empezar en León los estudios de Veterinaria. En 1947 se licenció y el doctorado lo consiguió en Madrid en 1952, mismo año en el que quedó el número uno en las oposiciones al Cuerpo Nacional de Veterinarios (durante un decenio fue director de la Estación Pecuaria Regional). Este trabajo como funcionario lo combinaba con su empleo en los laboratorios Syva hasta 1963, donde había comenzado a trabajar casi recién conseguida la titulación.
En 1956 ya entra como profesor adjunto en la Universidad y logra la plaza de titular en 1957. Su inmejorable expediente académico le fue abriendo las puertas. Durante dos mandatos fue decano de la facultad, hasta 1974, y junto con Andrés Suárez y Eduardo Zorita fue impulsor de la creación del campus hasta que en 1979 se crea la Universidad de León, ya que hasta entonces dependía de la Oviedo, y de la que fue elegido rector en 1984, aunque renunció al cargo dos años después.
Su admiración por el veterinario y político Félix Gordón Ordás, con el que se carteó durante años aunque no se conocieron personalmente, le granjeó problemas políticos y también gran respeto. Cordero del Campillo tuvo su incursión en política. Comenzó siendo de ideas conservadoras, pero gracias a la lectura de libros que le llegaban desde Andorra fue abriéndose hacia una nueva ideología. Sin filiación a ningún partido, se presentó por la Candidatura Independiente al Senado (con Halftter y Álvarez de Paz) y durante cuatro años tuvo una intensa actividad en Madrid, donde se le conoció también por evitar que Dios figurara en la Constitución o defender en ella la igualdad de sexos en la sucesión de la Corona.