Poco garbo y mucha historia en las Cantaderas

La síndica municipal sorprende al Cabildo con una botella de agua de León que defiende "como la más buena y barata" y otra de vino, "porque entre el clero están los mejores paladares"

Elena Aguado pide la unión de instituciones para lograr la declaración de León Patrimonio de la Humanidad y el Cabildo acepta en un debate que acaba en tablas como es tradición sobre la obligación o devoción de la dádiva municipal

Tras el cántico de las doncellas y su baile con castañuelas, la potente voz de la síndica municipal, la concejala de Cultura Elena Aguado, sonó por primera vez en el claustro catedralicio para defender que el Ayuntamiento va "por tradición", pero no por obligación a entregar dádivas al Cabildo en agradecimiento de la intervención de la Virgen de Regla para liberar a la ciudad del pago de cien doncellas a los musulmanes.

Y lo hizo largo y tendido, durante casi 20 minutos para recordar la leyenda y los valioso libros y documentos del archivo catedralicio. Una clase magistral que levantó algún murmullo entre el público, que esperaba una alocución con "más garbo".

Aguado dudó de que una ciudad del tamaño de León pudiera entregar 100 doncellas, 50 de ellas nobles, porque "no las habría y sería una sangría demográfica". También indicó que existían muchas razones para ir a la catedral, pero "además del respeto a la tradición, las gentes de León, contentos de ser de aquí, deben conocer que existe ese legado en el Archivo, entre ellos uno de los diez libros de mayor valor del mundo, para darlo a conocer y que la Unesco reconozca a León".

El síndico del Cabildo, el ecónomo Mario González, la contestó "usted se ha salido por peteneras y no ha entrado al meollo de la cuestión que nos trae aquí. Ha dado una clase de historia que ya le decía yo a mi compañero archivero que mejor salía él a dar la réplica...".

Incluso apuntó la Nodicia de Kesos, origen del castellano, como uno de los libros que en su amplia explicación se le habían olvidado. Aseguró ser "relativista" con la historia, "porque se rellenan los huecos y se puede contar al revés" y afirmó que "los leoneses viene porque son agradecidos y por la obligación del tributo. También hay gente ingrata que calla el favor (de la intervención divina para librar el pago de las cien doncellas), lo cobra y lo vende".

El ecónomo definió la fiesta de las Cantaderas como "inminentemente femenina y de la libertad, que no está reñida con la obligación". Y se permitió citar a Manuel Azaña, que decía"la libertad no hace felices a los hombres, sino sencillamente los hace hombres".

Aguado le contestó que "no salí por peteneras ni bulerías porque no sé bailar" y defendió que la historia es "conocimiento científico" y que los leoneses viene por cumplir la tradición y para seguir "afianzando la colaboración con el Cabildo y marcar unos objetivos comunes para la ciudad de León".

Cuestión que González aceptó, no sin antes ironizar que "la memoria suele abandonar a uno como los malos amigos cuando más la necesitas". Aludió a las actas que conserva el Ayuntamiento, sobre todo una de 1501 que recoge la obligación de la dádiva y aseguró, no obstante, que "el pasado es un trampolín para el futuro, no un sofá donde nos quedamos a dormir la siesta", de ahí su ofrecimiento a colaborar con León.

Aguado también creyó que del pasado hay "que coger las partes más inspiradoras que valen para el futuro", y sorprendió al síndico y a los presentes con un regalo: una botella de agua de León "porque es la mejor y la más barata", y otra de vino "porque entre el clero es bien sabido que se encuentran los mejores paladares tras muchos siglos de práctica" y en homenaje a las gentes que están de vendimia.

Fue González quién levantó acta del encuentro y de que el Ayuntamiento de León, un año más, "ha cumplido libremente la entrega de dádivas en agradecimiento a la virgen de Regla".

El acto finalizó con el abrazo del síndico y el alcalde y los saludos a las autoridades.