El uniforme, un desembolso de golpe que ahorra quebraderos de cabeza
En León no ocurre, pero en otras provincias y, sobre todo, en otros países, muchos centros públicos apuestan porque todos los niños vayan vestidos de la misma manera, una uniformidad que también supone un gran desembolso que suele realizarse de golpe también a principio de curso. También ay colegios, incluso concertados, que apuestan por exigir únicamente el mismo chándal, la ropa de deportiva, para todos igual y que después los escolares se ponen cuando hacen excursiones para identificarlos o transmitir concepto de grupo.
La ropa deportiva, el pantalón o la falda, polos —de manga larga, de manga corta o ambos—, jerseys y cazadora, por regla general azul marino, además de las deportivas y los zapatos, que son un gasto común al resto de los escolares. En los más pequeños, el babi. Una completa equipación para acudir todos los días del curso a clase, aunque algunas familias apuesta por recambios o guardan ropa de otros años para «apuros» en caso de que los pequeños se manchen. Además, cada vez son más los colegios que ofrecen la posibilidad —que antes no existía— de que las niñas dejen atrás la falda y puedan, igual que sus compañeros, ir uniformadas pero con pantalones, hechos específicamente para ellas.
El gasto medio del unifome, un uniforme completo, no es barato. Desde los 10 o 15 euros que podría costar las prendas más baratas a los 50 o 60. Así, de media, una equipación escolar básica, con las prendas estrictamente necesarias, podría estar entre los 150 o los 200 euros por niños, a los que habría que sumar zapatillas y zapatos, que tampoco son baratos y que pueden tener un precio medio de 50 euros cada para. Ropa fácil de planchar y fácil de lavar, además de secar rápido en la mayoría de los casos.
Este desembolso inicial ayuda en muchos casos a las familias a evitar los terribles quebraderos de cabeza de qué se ponen los niños por la mañana para ir al colegio y también ayuda a evitar discriminaciones sobre qué llevan unos y otros. También, las familias que van a colegios en los que no está instaurado el uniforme se organizan a fin de que sus hijos cuenten con una especie de equipación para ir al colegio. Organizando ropa cada día de la semana, incluyendo los chándal, y reservando otra para los fines de semana, dando más libertad a los pequeños para elegir.