Diario de León

La ciencia habla: «La situación del urogallo es dramática, pero no todo está perdido»

Diecisiete expertos recopilan su perspectiva sobre la especie en un libro con el que tienden la mano a la administración

Según el último censo, quedarían cerca de 292 ejemplares en toda la Cordillera. DL

Según el último censo, quedarían cerca de 292 ejemplares en toda la Cordillera. DL

León

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El Último urogallo acaba de salir a la luz. Manuel A. González, doctor en Biología por la Universidad de León, y una de las voces más críticas que actualmente se alzan contra la gestión del urogallo cantábrico, acaba de publicar el que ya se considera el vademécum de la especie, la recopilación de información más importante desde la publicación que en 1975 hizo Javier Castroviejo para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Pero no lo ha hecho solo, se ha rodeado los 16 científicos más importantes que hay actualmente sobre el urogallo. Algunos de ellos pioneros en su estudio, y que llevan por lo menos desde los años setenta, como es el caso de Francisco J. Purroy, alertando sobre la dramática situación a la que estaba abocada la especie, algo que por desgracia, el tiempo ha confirmado. Curiosamente, ninguno de los autores del libro forma parte de los grupos de trabajo desde los que tanto la Junta de Castilla y León como el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) tratan de sacar a la especie, declarada en el año 2018 en peligro crítico de extinción, de su inminente desaparición.

Por eso, desde las 240 páginas de horas de estudio de este libro, de seguimientos de ejemplares, de innumerables anécdotas, de conclusiones y de textos que desprenden una auténtica pasión por la especie, se intenta cumplir un doble objetivo. Por un lado, rendir homenaje a todas aquellas personas que han dedicado gran parte de su trabajo incansable a la Facultad de Ciencias Biológicas de a Universidad de León, entidad editora de este proyecto, en su 50 aniversario, y por otro, tender la mano a las administraciones para que tengan el respaldo científico, imprescindible ahora, para salvar a una de las especies más emblemáticas de la Cordillera Cantábrica.

Regresión imparable

«En Picos de Europa hace años que dije que el urogallo desaparecía y así fue, era una de las mejores zonas»

 

De los cerca de 590 ejemplares que quedaban en 1980, según el censo realizado por entonces por Icona, y que recoge el libro, la situación del urogallo en la Cordillera Cantábrica ha sufrido una importante regresión hasta llegar a los 292 pollos actualmente.

«En Picos de Europa hace años que dije que el urogallo desaparecía y así ha sido, y eso que era de las zonas buenas, con hasta diez gallos por cantadero», recuerda Francisco J. Purroy, una de las personas que más tiempo ha dedicado en la provincia al estudio y seguimiento de la especie desde el departamento de Biología de la Universidad.

«Ahora digo que la especie va a mantenerse a duras penas, porque por desgracia no hay una cura radical para lo que está pasando», explica el catedrático que lamenta que gran parte de la fragmentación de los bosques que ha causado ese declive «siga ahí». Lo que sí apunta, como soluciones inmediatas, es a la corrección de algunos problemas, como sustituir los alambres ganaderos con espinos que causan mortalidad en algunos puntos, disminuir las poblaciones de jabalí en las zonas urogalleras, cerrar algunas de las pistas que suben a las partes altas de los cordeles o evitar que las arandaneras queden tupidas por una cobertura de brazo demasiado alta. «Todo está en prestar atención al entorno de la especie», apunta.

Donde sí cree que han fallado las administraciones, donde no ha habido éxito, es en la cría en cautividad. En cambio, el programa sí ha triunfado en la concienciación de la gente. «Preguntas en los pueblos y todo el mundo esta super interesado en que la especie sobreviva», comenta.

Explica que la esperanza no está en la cría en cautividad, sino en los núcleos silvestres, en que «se mantengan y críen bien, por eso, todo lo ponga en riesgo esos núcleos, habrá que intentar corregirlo».

Por lo que se refiere al control de las especies que amenazan al urogallo, «siempre que se trate de una caza legal y se cuente por los cazadores locales, es algo favorable para la conservación».

El libro da una información muy clara para que las administraciones puedan actuar. «No todo está perdido, yo creo que hay que lanzar un mensaje de optimismo, hay que ser positivos», apunta Purroy.

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