Santa María del Páramo
Una mujer no llega al Hospital de León y tiene a su hija en el Centro de Salud
Dos doctoras y dos enfermeras atienden un parto de urgencia
A las 9 de la noche, el aviso sobresaltó en el Centro de Salud de Santa María del Páramo. «Viene un parto», alertaron desde la puerta. Y, a partir de ahí, todo carreras.
A María, de 33 años y embarazada de su segundo hijo, la matrona de La Bañeza le había dicho que aguantara en casa todo lo que pudiera. Con el Hospital de León saturado de pacientes de coronavirus y las Urgencias colapsadas por Covid-19, lo aconsejable era no precipitarse. No calculó bien y no le dio tiempo. A mitad de camino, María y su pareja comprendieron que León era inalcanzable y se desviaron a Santa María del Páramo.
Allí llegó el hombre, de noche ya, desencajado, apretando el timbre de las Urgencias, hecho un manojo de nervios. Dentro, dos doctoras y dos enfermeras se apresuraron a prepararlo todo para la que se avecinaba. Ninguna había asistido jamás a un parto, lo estudiaron en la carrera, pero nunca imaginaron que lo iban a tener que poner en práctica.
Alejandra, Carmen, Pilar y Esther habilitaron una de las consultas como paritorio, dispusieron todo el instrumental para un nacimiento, desinfectaron en profundidad la sala y tumbaron a María en una camilla de las de pasar consulta para cualquier cosa menos para la llegada de un bebé. Exploraron a María y el diagnóstico fue claro: parto inminente.
Desviarse en el camino
Enfundadas en los epis, los trajes de protección individual por el coronavirus, con doble mascarilla, doble guantes y todo aislado, se dispusieron a ayudar a la madre. No pensaban en nada más que en que todo saliera bien. Una mezcla de temor y profesionalidad.
«Nunca nos habíamos enfrentado a algo así», recuerdan ahora con alivio. Porque todo salió bien.
Las más joven de las doctoras tranquilizó y guió a la madre. «Fue una extraordinaria matrona improvisada», dice una de sus compañeras. Porque María estaba asustada, mucho, a punto del pánico.
No sólo permitieron al padre estar en el parto sino que fue parte fundamental del proceso. Hizo de respaldo. Sobre la camilla, se colocó por detrás de su mujer y la sostuvo todo el tiempo. «Entonces no tenías tiempo de pensar en nada, solo en que no se torciera algo, pero recordándolo ahora fue de una gran ternura», dicen.
Cuando todo estaba a punto de acabar, llegó el equipo del 112 y terminó el parto. Veinte minutos después de aquella llamada apresurada al timbre de Urgencias del Centro de Salud de Santa María del Páramo nació la hija de María. Una niña de casi tres kilos y medio, sana, fuerte y lista para iniciar su vida en plena pandemia del coronavirus.
Sólo cuando la niña lloró, lloraron Alejandra, Carmen, Pilar y Esther. «Fue tanta emoción», recuerdan. «No nos pudimos ni quitar las máscaras», dicen. «Allí nos quedamos, con una maravillosa sensación de felicidad», explican.
María y su hija estaban ya en la ambulancia del 112 rumbo al Hospital de León. Una nueva vida en medio de tanta tragedia.