Abrir pueblos entre paredes de nieve
Quitanieves y palas para desenterrar la montaña
Un dispositivo de 35 personas, 16 quintanieves y 5 fresas trabajaba ayer por quinto día consecutivo en despejar las carreteras que son titularidad de la Diputación y dan acceso a buena parte de los pueblos de montaña.
El parte de la Dirección General de Tráfico en León registraba en León 25 incidencias por nieve y hielo en la provincia de León ayer, al comenzar la quinta jornada del temporal. Ocho carreteras autonómicas cerradas y trece tramos con cadenas —tres de la red principal: los habituales Pajares, Pontón y San Glorio— eran lo más destacado de un informe que nunca incluye las carreteras de las que es titular el Palacio de los Guzmanes. Pero este olvido que produce su poco tránsito y la necesidad de restringir una lista que, en caso contrario, sería interminable, no se traduce en abandono: en esta red capilar de acceso a los pueblos trabajaban ayer 16 máquinas quitanieves y cinco fresas, según informó el Parque Móvil de la Diputación, cuyo dispositivo invernal atienden 35 personas.
Personal y maquinaria que permite el acceso a pueblos de montaña escasamente habitados en su mayoría, pero que quedarían aislados sin este servicio. Ayer, el conductor del parque móvil de la institución provincial José Antonio López Llamazares volvía a abrir la carretera que une Cármenes con Canseco, un pueblo con 30 empadronados. Condujo la quitanieves por unos seis kilómetros de recorrido para llegar a esta localidad, donde le esperaba, como todas los días desde que empezó a nevar, un ganadero. «Este trabajo tiene algo de vocacional. Llegar al pueblo y que alguien te lo agradezca te compensa lo que no te cubre el sueldo: el mismo desde hace 30 años, al margen de las subidas del IPC», aseguraba ayer.
La llegada de la cuña, sobre las diez y cuarto de la mañana, permitió al ganadero, que ya había limpiado el camino desde su casa hasta la carretera, acceder a su explotación y atender a sus vacas. Detrás, en una fresa, sus compañeros Javier Gallego y Pablo Vega trituraban con una fresa las paredes de metro y medio de altura —incluso más en algún tramo—, que levantaba la cuña a ambos lados. Sólo así se ensanchaba la carretera.
Los 32 años del conductor en el servicio —«10 en Ancares y 22 en la Montaña Central»— y el conocimiento que, por esta razón, tiene de la vía, permite abrir ensanches en los que facilitar el cruce de vehículos. López Llamazares sabe dónde no hay cuneta y dónde no, aunque sólo algunas señales recuerdan que el asfalto está debajo de la nieve; dónde dispone de espacio para empujar la nieve sin peligro y dejar espacio para la que pudiera caer después.
La carretera discurre encajada entre la roca y el río de Canseco, deudor del Torío y, aunque el primer tramo de recorrido —de Cármenes a Pontedo— corresponde a la carretera autonómica LE-315 (Robles de la Valcueva-Piedrafita), la cuchilla de la quitanieves está bajada y la fresa realiza su labor. «No tiene sentido que los vecinos tengan abierto hasta el cruce y luego no puedan continuar por una cuestión de competencias».
Horas conduciendo en malas y peores circunstancias y concentrados en las bases desde el jueves sin ir a casa, por tanto, sin tiempo para la familia. Por eso el trabajo con la máquina «te tiene que gustar algo. Si no, lo pasas mal», aseguró López Llamazares, al que le quedan algo más de cinco para la jubilación. Después de inviernos entre la nieve, su mayor deseo para cuando le llegue el retiro es «ver nevar. Según den la previsión, subiré al pueblo», Cañizal de Rueda, para observar el fenómeno, aunque bien lejos de una máquina quitanieves.
Ya de vuelta, un vecino de Pontedos agradece el trabajo a los operarios con un saludo y comienza a espalar un camino de la carretera hasta su puerta. Abierto Canseco llega el turno de otras pueblos y de lo que pueda surgir por el camino, como la limpieza de las inmediaciones de la iglesia de Cármenes, que reclama el alcalde, Gonzalo González, ante la celebración de un funeral. El regidor se mostraba ante preocupado el aislamiento de Villanueva de Pontedo —finalmente, la carretera autonómica se cerró—.
El apoyo del equipo
El responsable del Parque Móvil de la Diputación, Agustín Canseco, apuntó que en quitanieves y fresas viajan un conductor y un copiloto «por motivos de seguridad. No se limpia igual una carretera del Estado o de la Junta, más anchas que las nuestras de montaña, porque es más fácil salirte en vías de cinco metros de ancho». De ahí también que se procure el mayor conocimiento de la zona por parte de los conductores y que, a su vez, también conozcan a los vecinos y sus situaciones, «porque hay gente que, por ejemplo, necesita bajar al Hospital a diálisis determinados días y es necesario que se les dé servicio precisamente entonces». Nogal destacó que el trabajo «no es sólo de los conductores, sino de todo el equipo que hay detrás», como los mecánicos que reparan las averías.
Fotos: RAMIRO.