Los terremotos de León tienen origen en dos fallas diferentes que chocaron «por casualidad»
El profesor de la ULE Fernández Lozano afirma que estos movimientos se repetirán por la colisión con la placa africana
Fernández Lozano frente a una falla con estrías que indican su desplazamiento en Valporquero. DL
Son muchas las preguntas que planean entorno a los dos sucesos sísmicos que han tenido lugar en León en estos últimos cinco días. Un terremoto de intensidad 3,6 grados en la escala de Richter —en un principio se apuntó a 4,3— sacudió el sábado la sobremesa de los leoneses, desde la localidad de Villamejil, donde se situó el epicentro, dejándose sentir en cerca de cien localidades, entre ellas la capital. Cuatro días después, en Puebla de Lillo , la tierra volvió a temblar, aunque en esta ocasión, sin que apenas pudiera percibirse. ¿Esta actividad sísmica es normal? ¿Guardan relación estos dos terremotos? ¿Se van a repetir?.
El profesor titular y científico de la Escuela Superior y Técnica de Ingenieros de Minas de la Universidad de León, Javier Fernández Lozano, tiene respuestas.
Para este experto «estos terremotos no tienen ninguna relación entre sí, y tampoco el seísmo de Puebla de Lillo es réplica del anterior», sino que «es simplemente una mera coincidencia en el tiempo».
Para Fernández Lozano la sismicidad puede producirse «en cualquier momento» y su frecuencia «es variable», dependiendo de muchos factores, como los esfuerzos tectónicos, la presencia de fluidos circulando por el interior terrestre (presión de fluidos), etc.
Sin predicciones
La sismicidad puede producirse «en cualquier momento» y su frecuencia «es variable»
Lo que sí tiene claro es que aunque estos dos seísmos no tienen nada que ver entre sí, ya que «el contexto es totalmente diferente», sí se sabe que ambos «han sido generados por fallas que, o bien responden a reactivaciones de otras previas o son de nueva generación ».
Destaca que en el caso de Villamejil los datos geofísicos parecen relacionar este evento con una falla de dirección aproximada este-oeste. Estos datos concuerdan con estructuras como la falla del Manzanal, que atraviesa la provincia por su parte occidental llegando hasta Ponferrada, y que es la responsable, entre otras, de producir el hundimiento de la fosa de El Bierzo en su borde meridional. «Toda la zona de El Bierzo, Orense y el extremo oriental de Lugo se caracteriza por presentar relativa sismicidad, recordemos el terremoto de Molinaseca del año 2006, de magnitud momento 4.1, o los enjambres sísmicos de Lugo del año 1995 entre otros», explica el profesor.
En el caso de Puebla de Lillo, con una distancia de 75 kilómetros del de Villamejil en línea recta, se produce en una zona atravesada por importantes fallas, como la de León o la falla del Porma, así como por un conjunto de estructuras menores que las acompañan. El cálculo del mecanismo focal parece estar relacionado con la falla del Manzanal. Según el profesor, el alto buzamiento que presenta, concuerda con una posible falla antigua reactivada durante el periodo Alpino (momento en el que se origina la fosa del Bierzo, quedando desconectada de la cuenca del Duero).
En el caso de Puebla de Lillo, el epicentro se localiza junto a la localidad de Cofiñal. En ese sector se observan algunas estructuras de orientaciones diversas, por lo que para Fernández Lozano, «cualquiera de ellas podría ser responsable del terremoto» y afirma que «no hay información geofísica para poder identificar la falla responsable». Además, debe corresponder a alguna estructura de escasa profundidad, como muestran los datos recogidos en la base del Instituto Geográfico Nacional por las diferentes estaciones sísmicas españolas.
Según el profesor de la ULE la provincia presenta una cierta actividad sísmica , especialmente registrada en el sector noroccidental y el norte de la provincia. «Esta actividad no es nueva , el primer registro de un terremoto en la provincia, según los datos proporcionados por el Instituto Geográfico Nacional, se remonta al siglo XVII (terremoto en León ciudad con intensidad IV-V)».
Afirma que tanto en el occidente de la cuenca del Duero, la olla del Bierzo y en la Cordillera Cantábrica, «van a seguir ocurriendo terremotos, ya que los esfuerzos en la corteza se siguen produciendo por la colisión entre la Placa Euroasíatica (donde se sitúa la península) y la Africana», y concluye que «aunque el límite se sitúa el sur peninsular, los esfuerzos se distribuyen hacia el interior».