HISTORIAS CON HISTORIA
La memoria perdida de UGT
Miguel Machín rastrea la zona de Gordón en busca de los primeros tiempos de la central ugetista en las cuencas, donde se organizó a través de La Aurora y el Sindicato Minero Leonés hace ya un siglo
Miguel Machín empezó su investigación hace algo más de año y medio. «Conservaba en casa un número de la revista asturiana del Soma, titulada El Minero de la Hulla, del año 1929, en la que se nombraba a mi bisabuelo, Benito Gutiérrez Martínez, fundador del Sindicato Minero Leonés. Además, siempre había escuchado comentar a mi abuelo y a sus hermanos que mi bisabuelo había sido uno de los fundadores del Sindicato Minero en la zona de León».
Y así empezó. Al primer archivo que acudió este joven con orígenes en Llombera de Gordón fue la fundación Infide, del Soma asturiano, en Oviedo. Aún recuerda las palabras de la persona que le atendió: «Me dijo, no sabes dónde te estás metiendo». «¡Y tenía razón! -insiste-. Llevo invertidas muchas horas. Tirando de ese hilo, he recopilado mucha información...».
Miguel Machín intenta reconstruir la historia de la UGT en las cuencas leonesas. Un movimiento sindical que fue muy fuerte y que hoy languidece por la muerte dulce del sector.
A principios del siglo pasado, la UGT ya funcionaba en León capital, pero no estaba organizada en las zonas mineras. Fue a partir de 1915 cuando fue tomando forma gracias a asociaciones como La Aurora, la primera organización de mineros leoneses, y posteriormente al adherirse también a la organización ugetista el Sindicato Minero Leonés.
«Hay que tener en cuenta que los salarios eran, en 1915, la mitad de lo que cobraban los mineros asturianos y que las condiciones de trabajo eran infrahumanas», explica Miguel Machín. «Derechos que hoy consideramos producto del sentido común, como la jornada laboral de ocho horas, la jubilación... no existían».
El origen de la UGT en la zona norte de León tuvo lugar, a través de esas organizaciones -La Aurora primero y después el Sindicato Minero Leonés- en dos pueblos de Gordón: Llombera y Santa Lucía, para más tarde extenderse por toda la comarca y seguir por la ribera del Torío -Orzonaga y Matallana, sobre todo-, Sabero y, por último, el Bierzo.
Tres son, en su opinión, los momentos más importantes de aquel movimiento. El primero, los inicios, que abarcan más o menos los años 1915 y 1916. «En ese periodo los mineros sostuvieron huelgas durante meses enteros reclamando algo muy básico: un sueldo justo. En Asturias un picador cobraba 5 pesetas y en las minas leonesas, 3,25 o menos; los que no eran picadores cobraban en Asturias 3,25 y en León 1,25, con lo que podemos ver las diferencias de salario». Esos inicios fueron muy duros, según explica Miguel Machín. «Cuando leía las crónicas de la época, daba la sensación de que Santa Lucía era un pueblo de las películas del oeste. Los patronos de las minas y los vigilantes de seguridad armados, los mineros también; peleas nocturnas, presiones, despidos, detenciones… Finalmente y no sin esfuerzo, lo consiguieron. Obtuvieron mejoras salariales y otros derechos laborales».
Un segundo momento sería el año 1917. «Por primera vez, los mineros leoneses tienen representación en la Federación Nacional de Mineros y acuden en representación de éstos Benito Gutiérrez y Miguel Castaño. El primero minero de Llombera y fundador del sindicato y el segundo el que después sería diputado y alcalde de León. Por primera vez, se sentaban a la mesa en donde se tomaban las grandes decisiones que tenían que ver con el sector del carbón a nivel nacional», comenta Machín.
Y por último la revolución de 1934. Si bien Asturias tuvo mayor protagonismo, las cuencas mineras leonesas también se sublevaron. «Los disturbios de más importancia tuvieron lugar en la zona de Sabero y en el Bierzo, y fueron solventados por militares e incluso por la aviación, aunque repito que no tuvo nada que ver, más que nada por la falta de organización, con Asturias. Pero sí destacaría este momento por lo que supuso. Aparte de la represión sufrida en los días siguientes, con palizas y muertos incluidos, todo aquel que tomó parte en los actos del 34, quedó marcado. Me explico: con la caída del frente en septiembre-octubre de 1937 en la Guerra Civil, todo aquel que tuviera antecedentes por la revolución de 1934, fue detenido». Todo aquello dio lugar a una gran represión durante y después de la Guerra Civil. «Pongo un ejemplo: dos de mis bisabuelos estuvieron directamente implicados. Uno fue detenido y acusado por actos de sabotaje y estuvo en San Marcos, y el otro fue asesinado en el monte por ser uno de los fundadores del Sindicato Minero Leonés. Pues bien, mis abuelos no hablaban de este tema, ni tampoco mis tíos. Todo se contaba de una manera muy sucinta… Supongo que esto le sonará a muchos de los que tuvieron familiares en esta tesitura. Es más, a raíz de esta investigación es cuando la familia se está enterando de muchos de los hechos que ocurrieron».
Tras la guerra civil, todo cambió. Machín asegura que las ganas de recuperar la normalidad fueron apartando los viejos recuerdos. Unos pocos se lanzaron al monte en la zona de Matallana, aunque apenas fueron un puñado de maquis. «En la zona de Gordón, en 1953, existía una célula del PCE que tiene como máximo exponente a Víctor Manuel Bayón García, pero tampoco tuvo gran repercusión ya que estaban en la clandestinidad y fue finalmente disuelta sobre 1960», comenta.
Todo el camino recorrido obliga a una pregunta con difícil respuesta. ¿Por qué León no tuvo la misma repercusión que la lucha en las cuencas asturianas?. «Es difícil de explicar. Creo que la organización minera asturiana gozaba de una mejor salud por varios motivos: primero por la concentración de las cuencas mineras asturianas. Mientras que la cuenca del Nalón y la cuenca del Caudal están separadas por pocos kilómetros, en las cuencas mineras leonesas, no ocurre lo mismo. Hay que tener en cuenta que en el día de hoy, todo está cerca. Los medios de transporte facilitan la comunicación, los móviles, internet… Pero hace 100 años no ocurría lo mismo».
También el número de trabajadores y afiliados. Los mineros asturianos quintuplicaban a los mineros leoneses. El Soma gozaba, además, de un grupo de dirigentes muy comprometidos y preparados como Manuel Llaneza.
La búsqueda de Miguel Machín continúa. Con el mismo ímpetu.