20.000 almas en el Entierro de Genarín

La celebración de Genarín la pasada madrugada del Viernes Santo congregó en León a aproximadamente 20.000 personas que, a pesar de la lluvia, abarrotaron las calles de la capital leonesa para acompañar la procesión pagana en honor a Genaro en el que se conmemora el 90 aniversario de su muerte, el 29 de marzo de 1929, al ser atropellado mientras orinaba por el primer camión de la basura de la ciudad.

Una noche que transcurrió sin incidentes, según aseguraron desde el Servicio de Emergencias de Castilla y León, que ta solo atendió tres llamadas por problemas leves, una por una caída y dos por consecuencias de los efectos del alcohol.

La peculiar procesión que cada año congrega a miles de personas llegadas de toda España en honor a este vividor pendenciero, que simboliza la mala vida, tiene como momento culminante una ofrenda en lo alto de la muralla, donde murió, de orujo, queso, una naranja y laurel.

La fiesta, que se prolonga durante toda la noche de Jueves Santo y, en algunos casos, la mañana del Viernes Santo, se inicia como una cena de confraternidad de los miembros de la Cofradía de Nuestro Padre Genaro, donde se leen los versos burlescos ganadores del concurso anual y se bautiza con orujo a los nuevos discípulos.

 

FOTO: J. CASARES

FOTO: J. CASARES

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Tras ello, la procesión sale de la plaza del Grano con la figura de Genaro, saludando con la botella en la mano, acompañado por cuatro cabezudos que representan a los cuatro ‘Evangelistas’, Paco, Eulogio, Nicolás y Luís, y el paso de La Moncha, pujado exclusivamente por mujeres, que representa el momento en el que esta prostituta acude a ocultar el cadáver del pellejero después de ser atropellado. Tras ellos, acechando, procesiona La Muerte. Con su gesto fatídico espera el momento oportuno para privarnos del mejor de los leoneses en sabiduría y santidad.

La comitiva procesiona hacia la plaza de San Martín y de allí a la calle de la Sal, donde el pellejero tomó una copa de orujo y contando 30 pasos se encaminó hacia la catedral, en dirección a la calle los Perales, y, finalmente, al fatídico lugar de su muerte en la carretera de los Cubos, donde se efectúa la ofrenda.