Parricidio. Qué es, historia y consecuencias jurídicas
El asesinato de los progenitores o parricidio es una poderosa metáfora que ha acompañado al ser humano desde sus orígenes. Los efectos simbólicos de su ejecución han conformado una parte sustancial de la mitología de la humanidad y, en la práctica, ha conseguido modificar el transcurso de la historia en más de una ocasión. Pero, ¿cuál es el origen de este concepto y qué consecuencias jurídicas tiene?
En la mitología griega se encuentra el relato de Edipo, una narración que llega hasta nuestros días gracias a Sófocles, quien describía la historia del príncipe de Tebas e hijo de Layo y de Yocasta. Ya por entonces, el tabú del asesinato del padre lo convertía en un suceso especialmente dramático, solamente superado en la medida en que, además, desposó a su propia madre. El poder simbólico de la prohibitiva escena lo convierte en episodio muy recurrente que tendría un impacto decisivo tanto en la literatura como en la producción académica del psicoanálisis freudiano, en la medida en que se adentra en problemáticas que tradicionalmente se han considerado especialmente siniestras.
El parricidio, definido en la RAE como la "muerte dada a un pariente próximo, especialmente al padre o la madre", proviene del latín parricīdium , que puede traducirse como "pariente" ( parus ) y "matar" ( caedere ). Se conserva abundante jurisprudencia del Derecho Romano, que sitúan al parricidio como un delito más grave que el homicidio, según señala Manuel Torres Aguilar, Catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad de Córdoba.
León
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No obstante, tal y como señala la investigadora Laura Martínez Monteagudo, en los comienzos de la historia romana, la palabra se empleaba para designar la muerte voluntaria de otro hombre. Más adelante, durante la República, se designó a los parientes. Por lo tanto, podemos encontrar una evolución del significado y de sus consecuencias jurídicas.
Legislación española
Irremediablemente, el cambio en el significado de las palabras y de las leyes también se ha visto reflejado en el marco jurídico español.
Así, en el Código Penal de 1973 se distinguía entre homicidio (muerte de un sujeto), asesinato (un homicidio agravado), infanticidio (cuando la muerte se provocaba a un recién nacido) y parricidio (muerte causada a un de los parientes). Con la llegada del Código Penal de 1995, desaparecieron algunos de estos tipos penales, quedando solamente el homicidio, y el asesinato y la relación de parentesco se incluyó como una circunstancia mixta, es decir, que en función de las circunstancias puede resultar ser una agravante o una atenuante del delito.
Así, será en el juicio donde se determinarán las consecuencias del homicidio, resultando una agravante o una atenuante en función de cada caso.