El rebaño trashumante que busca agua y pasto en León atraviesa Medina del Campo
Las merinas coronan el meridiano de su viaje bajo las tormentas de la temporada
El ganadero José Manuel Sánchez, a la derecha, con su padre, y el rebaño a su paso por Medina del Campo. DL
El rebaño trashumante de la finca Las Hinojosas, de Cáceres, atraviesa Medina del Campo esta mañana ya superado el ecuador de su trayecto hasta las montañas leonesas. A un ritmo de veinte kilómetros diarios, por la Cañada Occidental Leonesa, las 1.700 ovejas del ganadero José Manuel Sánchez que partieron de Huertas de Ánimas cumplen 24 días de viaje .
La vecindad de la que fue capital del Honrado Concejo de la Mesta salió al paso del rebaño mientras atravesaba el casco urbano a primera hora de la mañana para contemplar el desfile ovino y escuchar el sonido de sus cencerros. La aventura trashumante de este pastor de 43 años no está exenta de dificultades. Las tormentas de estos últimos días han hecho que el ritmo sea más lento y algunas ovejas tuvieron que ser recogidas al 'espearse', sufrir heridas al reblandecerse sus patas por el agua.
José Manuel Sánchez Miguel cumple un sueño que tiene desde la infancia y lo hace acompañado de su padre, José Manuel Sánchez Higuera, que hizo la trashumancia entre 1963 y 1973 a los puertos leoneses. "Con diez años fui a Portilla de la Reina y luego también a Babia y Lillo", recuerda el pastor ahora jubilado. "Llevábamos las ovejas en tren hasta las estaciones de El Burgo Ranero, Palencia o Villamanín", añade.
Con el tiempo dejó de subir con las ovejas pero nunca perdió el vínculo con León. "Yo vengo de vacaciones a Barniedo de la Reina. Mi hijo tenía la ilusión de hacer la trashumancia a pie y le acompaño", comenta orgulloso del rebaño que ha conseguido reunir su hijo, que alcanza las 2.000 ovejas. "Venimos andando con 1.700 y las otras han quedado allí", señala. Son las que están para parir.
José Manuel Sánchez Miguel señala que el "camino es duro pero lo estoy llevando bien". Además de las inclemencias climáticas, se han encontrado con "mucha maleza en los cordeles" y con tramos de la cañana "invadidos por sembrados". Los agricultores se quejan de que se los pisan, pero "son ellos los que no han respetado las 75 varas de la cañada", resaltan los pastores.