Diario de León

Cáncer de pulmón y tabaco: amistades peligrosas

Publicado por
Estanislao de Luis Calabuig
León

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Cada noviembre se celebra el Día Mundial del Cáncer de Pulmón, un tipo de cáncer del que se diagnosticaron el pasado año más de 30.000 nuevos casos en España, con una evolución temporal en ascenso que ha supuesto en 10 años un incremento de 5.000 nuevos pacientes declarados de este tumor, resaltando también que es tres veces más frecuente en hombres que en mujeres. En la provincia de León fueron 370 nuevos casos los que aparecieron en ese mismo periodo de tiempo, ocupando el tercer o cuarto lugar entre los cánceres más frecuentes, dependiendo del sexo de la persona.

En nuestra provincia son casi 11.000 enfermos de cáncer de pulmón con prevalencia a 5 años. Pero el peor indicador está marcado en una tasa de mortalidad de 65 habitantes por cada 100.000, superior a los 57 para toda la Comunidad de Castilla y León, y aun mucho mayor cuando se compara con los 48 de toda España.

Se hace absolutamente necesario insistir en que entre el 80-90% de los cánceres de pulmón se dan en la alianza fatal entre esta enfermedad oncológica y el consumo del tabaco. Aunque ya es algo histórico y conocido, después de los estudios de relación estadística realizados, entre el auge del consumo del tabaco en hombres y la evolución de este cáncer tras la finalización de la segunda guerra mundial, las evidencias siguen pregonando esta interacción fatal, que lleva a la conclusión de que la probabilidad de padecer esta afección oncológica es mucho más elevada en fumadores, o en personas que hayan dejado de fumar recientemente.

Concretamente, el riesgo de padecer cáncer de pulmón es entre 10 y 20 veces superior entre fumadores que entre no fumadores. Y es mayor cuantos más años se haya estado fumando, cuantos más cigarrillos diarios se hayan fumado y cuanto más joven se haya comenzado a fumar.

El humo procedente de la combustión del tabaco, está compuesto por unas 4.000 sustancias deferentes, de las que 69 pueden ser consideradas altamente tóxicas y cancerígenas, que también pueden producir cáncer y otras enfermedades a los no fumadores.

En tan solo 7 segundos después de inhalar el humo del tabaco, la nicotina llega al cerebro produciendo un efecto placentero y gratificante para el fumador. Este es el mecanismo que desencadena la aparición de la dependencia física del tabaco. Debido a esto, cuando un fumador deja de fumar, aparece el síndrome de abstinencia, es decir, lo que dificulta a una persona con adicción al tabaco dejar de fumar, provocando ansiedad o irritabilidad, entre otros síntomas.

En 20 segundos llega a las zonas más distantes del cuerpo. No existe ninguna otra droga que llegue con tanta rapidez al sistema nervioso, produciendo el máximo efecto en el menor tiempo. El fumador ingiere entre 1 y 2 mg de nicotina por cigarrillo. En dosis altas se puede llegar a valores 40-60 mg, produciendo efectos graves en el organismo, fundamentalmente en el sistema respiratorio.

Dejar de fumar, parece en principio algo complicado, pero puede resultar más fácil de lo que se piensa, sobre todo si puede contar con ayuda. En ese camino puede acompañarte la Asociación Española Contra el Cáncer, participando en los cursos de deshabituación tabáquica. Hay que recordar que el grado de dependencia a la nicotina se esfuma a medida que disminuye el consumo de cigarrillos.

Hay que volver a sentir el placer de no fumar: recuperar la agudeza del olfato y del gusto tras 48 horas sin fumar; aumentar la función pulmonar hasta un 30% después de 2 o 3 semanas; reducir la congestión nasal y olvidar la sensación de fatiga tras unos meses; o aumentar sensiblemente la calidad de vida con el paso de los años. Por todo ello, merece la pena dejar de fumar.

Y aunque somos conscientes de que el tabaco sigue siendo uno de los mayores problemas de la salud pública, reconocido como tal por la Organización Mundial de la Salud, en base a los datos que lo señalan como la principal causa de enfermedad, discapacidad y muerte en el mundo, aun hoy día el 24 % de la población sigue siendo fumadora.

Y aunque somos conscientes de que abandonar el tabaco tiene efectos positivos sobre la salud, se hace necesario mejorar la motivación para alcanzar ese objetivo, y esa motivación es clave para dejar de fumar.

Los argumentos de que hay otras muchas cosas peores que el tabaco, no compensan la realidad de que en el mundo mueran ocho millones de personas al año por causa del tabaco. Argüir que dejar de fumar es simplemente una cuestión de simple voluntad, no debe olvidar que ese concepto incluye aspectos tan variados como capacidad de esfuerzo, constancia o resistencia ante los problemas. Son simplemente algunos ejemplos de los mitos utilizados por los fumadores para posponer la decisión de abandonar el tabaco.

Conocer la relación que existe entre el tabaco y el cáncer es imprescindible para cumplir el objetivo de la iniciativa Todos contra el cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer: superar el 70% de supervivencia en esta enfermedad en 2030, año en el que, además, se espera conseguir la primera generación libre de tabaco.

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