Diario de León
Publicado por
Francisco J. López Rodríguez, profesor
León

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Como en este país hay tanta ignorancia voy a tirar del Diccionario para definir el término hipocresía. De ese mamotreto que cada vez se aparta más de la cultura y que cada vez tiene más capa de polvo porque solo lo usan algunos intelectuales, muy poco los que ejercen de comunicadores y, nada lo políticos. Dice el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua que hipocresía es «fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan». Como resultado de la hipocresía surge el hipócrita. El hipócrita es un mentiroso de los vínculos sociales, que sabe combinar a la perfección el disimulo con la simulación o ficción. Muestra lo que quieres ver, y te hace creer que eres la persona que quiere que seas. Sin embargo, no lo hace por tu bienestar o para complacerte, sino por el suyo, por su interés.

¿Dónde se practica la hipocresía? En esencia, en la política. El mayor hipócrita en el mundo es el político. Las declaraciones de nuestros políticos, muy pocas, tienden a ser verídicas. La mayoría, son mentiras

¿Por qué saco a relucir hoy la hipocresía? Por los acontecimientos políticos que se suceden. Por los comentarios de los políticos. Por las opiniones de quienes nos gobiernan.

Se acaba de firmar un pacto de gobernabilidad entre el Partido Popular y Vox en Castilla y León. Es el mayor escándalo que se ha cometido en política desde que nos dejó Francisco Franco Bahamonde. Pedro Sánchez, el más mentiroso de los políticos que conoce la historia, ha dicho: «Quiero hacerme eco de lo que ha dicho precisamente el PPE y su presidente, Donald Tusk. Es una pésima noticia para la democracia española y para el propio PP. Esta decisión que han tomado hoy la van a pagar caro en términos políticos porque va a haber mucha gente, hasta incluso votantes del PP, que no entiendan por qué se abre la puerta por primera vez en la historia de nuestro país a un Gobierno de la ultraderecha».

Parto de un principio y pretendo opinar desde la neutralidad. No me dejo arrastrar por las opiniones. No me dejo llevar por los sentimientos. Durante muchos años, como docente, jamás adoctriné a nadie. Todos mis exalumnos y exalumnas, pueden ser testigos de que siempre imperó la libertad de opinión y la libertad de pensamiento. En la etapa de la dictadura pude opinar a favor de la libertad, pero, en la democracia, jamás coarté libertades. Tengo la conciencia muy tranquila.

Voy a centrarme en las opiniones del presidente del Gobierno. No extraña a nadie, inclusive a sus súbditos, que nos encontremos ante la mayor hipocresía. Cómo tiene bemoles hablar un presidente de la peor noticia. ¿No es hipocresía decir que jamás pactaría con Pablo Iglesias porque le quitaba el sueño sabiendo que era un partido que rescataba lo más rancio del comunismo histórico a sabiendas de que es un partido totalitario? ¿No es hipocresía decir que jamás pactaría con los que regaron España de sangre y se abraza a ellos con el ósculo de la paz?

Dijo que sus actuaciones tendían los límites que marca la Constitución y resulta que abraza a los independentistas. Consiente las mayores aberraciones de sus correligionarios en la comunidades autónomas donde gobiernan. Ahí está Baleares que se condena al que habla el castellano. Ahí está Cataluña que se adoctrina a los niños en los colegios en el odio hacia España. Ahí está el País Vasco que se hacen homenajes a los etarras cuando salen de las cárceles. ¡De qué va este presidente! Es un hipócrita cuando él ha cometido y comete las mayores barbaridades contra la Constitución, contra las libertades, solo y exclusivamente por mantenerse en el poder. Este presidente, en palabras de un comentarista, tiene dos grandes defectos: uno, ser presumido, creerse superior a los demás y otro, quiere dar una apariencia que no posee, pero que resulta inocente con respecto al hipócrita. Un presumido es más un vanidoso, un esnob.

Yo no sé la cohabitación que va a iniciar el PP y Vox si van a poner patas arriba todo el sistema. Yo no sé si se van a limitar las libertades. Yo no sé si se va a ir contra todos los principios democráticos. Se habla del cordón sanitario, esa palabra y otras tan rimbombantes que ahora se usan para poner frontera a ciertos políticos o políticas. Vamos a ser claros políticos, periodistas, escritores y todos los medios de comunicación. Por una vez, os pido que os desliguéis de vuestras dependencias económicas. Por una vez no o subyuguéis a quien os da de comer.

Vamos a hablar claro desprovistos del Jefe, de la pasta y de lo que me dicen que tengo que decir. Dícese que Vox está en contra de las autonomías. Es su opinión. Sometamos a votación de todos los españoles, menos a los separatistas catalanes y vascos, etarras y toda calaña que piensan igual y ver si estamos a favor o en contra del actual sistema autonómico que nos ha sumido en un despilfarro económico, en corrupción y que ha creado tal desigualdad que tenemos que hablar de pobres de ricos. Cuantos miles de millones de euros podíamos ahorrar de los miles de cargos que chupan de la política porque es el único país del mundo que tiene tantos políticos, bueno si excluimos a los regímenes totalitarios como Cuba, Venezuela, Corea del Norte y alguno más que tanto lo pavonean Podemos y asiente el Presidente del Gobierno. Señores políticos, sometan a votación si las competencias de sanidad y educación de las comunidades autónomas quieren que sigan en ellas o pasen al Gobierno central. Sometan a votación si estamos de acuerdo con el sistema lingüístico y se obligue a todos los españoles y, a los que no lo son, a aprender la lengua de Cervantes. Los resultados serían mayoritarios a favor de quitar esas competencias a las comunidades autónomas. Por ir más a lo mío y a lo nuestro de León ¿por qué no se nos permiten a los leoneses votar si queremos seguir en Castilla o autonomía propia? No interesa porque arrasaríamos.

Me remito a unas declaraciones de la experta en leyes, diplomática en las relaciones internacionales y en las negociaciones con los enemigos de España una tal Adriana Lastra que dice: trabajó desde que era una adolescente, pero no se le conoce oficio ni estudios ni empresa en la que estuvo afiliada a la Seguridad social salvo cuando entró en política. La mencionada experta ha dicho que ese pacto entre Vox y PP en Castilla y León es el «pacto de la vergüenza». Mayor hipocresía no cabe. Vergüenza es pactar con independentistas. Vergüenza es pactar con terroristas. Vergüenza es apoyar a okupas. Vergüenza y, sin nombre, ya que aquí no hay palabras en el Diccionario para mantener en el gobierno a unos personajes que no condenan a Putin después de que miles de personas están muriendo, de que millones están huyendo de su patria, de que millones de vidas inocentes pagaran con su sangre las veleidades de un nuevo Stalin. Esto no tiene nombre.

Dejemos que los comensales se pongan a la mesa. Esperemos que le sirvan las viandas. Esperemos a que hagan la digestión y después se les juzgue. Podemos es ultraizquierda y no se le critica. Podemos es separatista y se le consiente. Podemos es comunista. Podemos no condena a Putin. Podemos es pro-Cuba, pro-Venezuela y está a favor de los etarras, está a favor de los independentistas ¿Podemos qué es? Gloria bendita. Vox es ultraderecha. Está en contra del sistema autonómico. Está a favor de la unidad de España. Está a favor de la libertad de enseñanza. Esta en contra de una emigración sin control. Dice que quiere eliminar la Memoria Histórica. Parece que quiere discutir la igualdad entre hombres y mujeres. Está en contra del adoctrinamiento en los colegios. Vox es el infierno satánico. Con este calificativo va a cohabitar en una comunidad autónoma. Que cada uno juzgue. Yo sigo diciendo que la política que se hace en España es una hipocresía continua y que cada vez creemos menos a los políticos por la cantidad de mentiras a que nos tienen acostumbrados. Lo que ocurre, cuando votamos, nos olvidamos de la hipocresía y de las mentiras.

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