FRONTERIZOS
Toponimia inventada
EN LOS últimos años, la asociación Fala Ceibe ha venido desarrollando una fructífera labor en defensa de la enseñanza y difusión del gallego en el Bierzo, heredera de la que otras asociaciones, como la Mesa para la Defensa del Gallego en el Bierzo, emprendieron en la década de los ochenta. Que existe una zona lingüística permeable al gallego en esta comarca es algo indiscutible y estudiado por especialistas de prestigio. Que merece la pena conservar ese legado es algo que sólo desde posiciones políticas pacatas puede negarse. Sin embargo, el tono de la reivindicación adquiere a veces un carácter que no contribuye a que su actividad se reconozca desde la normalidad en una tierra que nunca ha renunciado a enriquecerse de su carácter fronterizo. Hace unas semanas, Fala Ceibe criticó la ausencia de la lengua gallega en las jornadas sobre literatura de viajes que el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua organizó en Ponferrada, ignorando la presencia en la clausura de tres voces de la poesía galaica que presentaron sus textos en el hermoso idioma de Rosalía sin ninguna estridencia y acompañados de otros tres poetas castellanos. Ahora, en una nota sobre la enseñanza del gallego en centros escolares del Bierzo, se inventa una toponimia chirriante para galleguizar nombres como Villafranca (Vilafranca do Bierzo), Camponaraya (Camponaraia) o Toral (Toral dos Vaos, Toral de Meraio). Al margen de lo caprichoso del cambio de nombres de estas poblaciones, el texto está escrito en castellano, razón que hace más incomprensible ese intento absurdo de llevar lo que puede ser una reivindicación razonable al territorio del disparate.