Así estamos
El resplandor Fermín lópez costero
Esta semana estuvo en León Óscar López, el secretario general del PSOE de Castilla y León. Vino a animar al alcalde para que se presente de nuevo como candidato en las próximas elecciones municipales y a lamentar que la Junta sólo invierta en León la mitad del dinero que invertirá el Gobierno central (400 millones de Valladolid por 800 de Madrid). López también dejó claro que no comparte la postura de la UPL en lo concerniente a realizar una consulta popular con vistas a que León constituya una comunidad autónoma propia; sin embargo, manifestó que sí que entendía los anhelos secesionistas de Fernández, debido al abandono al que la Junta tiene condenada a nuestra provincia. Además, López expresó su preocupación porque el desafecto haciaValladolid ya se ha extendido a otras provincias que, hasta hace poco, se mostraban conformes con que el trozo más grande del pastel lo deguste siempre Valladolid.
Lo que denotan estas declaraciones es que León ya no es la única provincia descontenta. En Burgos, por ejemplo, ya se han percatado del enorme progreso experimentado por Valladolid en detrimento del resto de las provincias, algunas de las cuales figuran entre las más deprimidas y despobladas de Espña. Hace veintiséis años, cuando se creó la comunidad autónoma, León ocupaba el puesto veinticinco en renta per cápita entre todas las provincias españolas. En la actualidad, hay que buscarla entre los últimos lugares, lo mismo que a Zamora.
Mucho más listos anduvieron, en su día, riojanos y cántabros, que las vieron venir y huyeron como almas que lleva el diablo de este engendro autonómico llamado Castilla y León, de este monstruo de Frankenstein que el tiempo ha demostrado que únicamente ha servido para desarrollar una sola provincia en detrimento de dos regiones históricas; León y Castilla, que languidecen contemplando su decadencia, pero que merecían un destino mejor. El agravio es tan evidente que el propio Juan José Lucas reconoció alguna vez que la formación de nuestra comunidad estuvo marcada por «cierta improvisación y oportunidad política». Lo peor de todo es que los improvisadores y los oportunistas eran leoneses.