La encuesta
Silla baja José álvarez de paz
Siendo interesante el análisis de los expertos, me refiero a la primera parte de la encuesta de Funcas sobre la crisis, no lo es menos la visión y el análisis de los encuestados que, como no hay mal que por bien no venga, reconocen que saldremos de esta mejor preparados para afrontar emergencias futuras, porque la economía está restando tiempo al fútbol incluso en la barra de ese bar donde el parroquiano habitual se expresaba ante un vaso de vino con igual solemnidad que si estuviera ante el cáliz de doña Urraca. Ahora ya duda algo.
La mayoría de los encuestados piensan que el Gobierno reaccionó tarde y mal, pero igual mayoría opina que la oposición tampoco lo haría mejor. Saben que es una crisis global y conocen a los responsables de su gestación, asumiendo también la parte de culpa propia, por hacer caso a los bancos y endeudarse por encima de sus posibilidades.
A la hora de adjudicar otras culpas, la mayoría apunta al Gobierno, pasando de gobiernos autónomos y locales que gestionan más del ochenta por ciento de los recursos disponibles en el Estado español y tienen su parte alícuota en el endeudamiento. Tal parece que siglos de centralismo han impedido un desarrollo de la consciencia colectiva de vivir en un Estado cuasi federal.
Quizá lo más llamativo de la encuesta sea una cierta desdramatización del primer problema que tenemos, también lo es para los encuestados, el desempleo. Pero lo matizan pensando que en parte afecta a inmigrantes que no votan ni están organizados, a jóvenes desempleados que viven bajo el paraguas protector de la familia y a la economía sumergida. Lo que explicaría la paz social reinante.
El debate suscitado por el ministro de trabajo sobre la conveniencia de sacar de las listas del paro a prejubilados que perciben prestaciones por desempleo, es un debate vivo en los medios de la vecina comunidad del Principado de Asturias, con cinco mil prejubilados y división de opiniones entre los internautas. Debate que no aparece tan problemático en otros territorios, tampoco en la encuesta, pues la misma mayoría que se opone al retraso de la edad de jubilación, se niega a cerrar el grifo de las prejubilaciones.