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Revilla pregona en Fabero que prefiere el botillo a las anchoas que promociona

El presidente de Cantabria ensalzó ante 250 comensales las bondades del embutido y destacó, por encima de todos, los que hacen su mujer y su suegra en Lumeras

Un total de 250 comensales disfrutaron del botillo

Publicado por
m. enríquez | fabero
León

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Fabero se vistió ayer de gala para celebrar su Festival del Botillo, una edición que contó con la presencia estelar del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que actuó de mantenedor y que, en todo momento, se mostró encantado de compartir la velada con los 250 comensales invitados. Del Bierzo lo destacó todo. Esta comarca es para Revilla santo y seña de grandes productos alimenticios y así lo hizo saber en la rueda de prensa anterior a la cena. Aseguró que «el Bierzo es el vivero de España» y no se cortó en elogios hacia los embutidos, la manzana reineta, la pera conferencia, las castañas y, por supuesto, el propio botillo. De este, aseguró, es buen conocedor, dado que su mujer -"como buena berciana-" es experta en esto del embutido rey y lo cocina de forma extraordinaria con garbanzos. Defensor a ultranza como es de las anchoas de su tierra, Revilla llegó a asegurar que por encima de ellas prefiere el botillo, aclarando expresamente que se refiere al que hace su esposa, Aurora.

El presidente de Cantabria se mostró en Fabero como siempre lo hace. Sincero y campechano, no dudó en asegurar que de todas las invitaciones que ha recibido a lo largo del año, la de la villa minera es la que más ilusión le ha hecho. Algo que no es de extrañar teniendo en cuenta que su suegra -"a la que también mencionó como experta en el arte de los botillos-" reside en Lumeras (Candín), por ello visita, cuando puede, la cuenca minera más conocida de la comarca. Además, le ha venido bien esto de ser mantenedor, pues afirmó que desde que se dio a conocer la noticia no le dejan de llegar botillos a casa. Por el momento, desde que empezó la temporada se ha comido ocho, seguramente más que muchos bercianos.

Además de comer botillo, Revilla también visitó Fabero y, como no podía ser de otro modo, se acercó hasta el Pozo Julia, emplazamiento insigne del lugar. Allí reconoció a viva voz el «duro» trabajo de los mineros, mientras contemplaba uno de los vídeos explicativos de las labores que personas como suegro -"también minero-" llevaban a cabo con el carbón. Uno de los grandes ausentes fue Luis del Olmo, amigo de Revilla, que no obstante dejó un mensaje que se leyó al inicio de la cena.