Aprisionan a la Pantoja

Fue la última en llegar y con ella se acabó todo. La tranquilidad del desfile por la alfombra roja, de la que habían disfrutado todos los premiados e invitados, finalizó cuando llegó Isabel Pantoja. El preciso instante en el que su coche llegó a El Toralín pareció hacer revivir las palabras «que los niños se acerquen a mí». Y detrás de los pequeños llegaron los mayores.

No hubo declaraciones. Resultó imposible. En el momento en el que se bajó del coche antiguo en el que llegó, acompañada de José Luis Moreno, todos los reporteros gráficos de los medios de comunicación se abalanzaron sobre ella, le hicieron un corro y cogida del brazo del productor televisivo y de Luis del Olmo entró en el pabellón sin perder un sólo instante su sonrisa.

Fue parecido a lo que sucedió el año pasado con el Duque. Aunque esta ocasión, no se sabía muy bien si había aplausos abucheos. Mientras unos le gritaban «¡guapa, guapa!», otros, sobre todo los más jovenzuelos, atacaban directamente: «Ladrona, devuelve el dinero que has robado». Muchos esperaron hasta el final para verla y reprocharla.

El nuevo himno de la Deportiva. Vestida de verde pálido y con su inconfundible coleta, la cantante se introdujo sonriente en el pabellón deportivo donde le esperaba la cena y el premio micrófono de Oro del espectáculo, que compartía con los cantantes Sole Giménez, Juan Valderrama, la lusa Dulce Pontes, Joaquín Pixán, José Mercé y Pasión Vega.

Los compañeros de profesión de la tonadillera, más discretos en los medios de comunicación y en el cotilleo, pasaron con gracia y soltura por la alfombra roja y también se arrancaron a animar a la Ponferradina, que hoy se juega su ascenso a Segunda División, como José Mercé, que a pesar de no saber el himno no dudó en entornarlo y cambiarle graciosamente la letra y darle un toque flamenco: «Arriba deportivo, -˜alante-™ y arriba».