Entre higueras, monjes y guerreros

De la ruta del Wolfran, en torno a las minas más codiciadas por los alemanes durante la II Guerra Mundial, a las iglesias de San Miguel y San Esteban, cuyos orígenes están en el siglo XII. Desde la localidad de Cadafresnas, por un paisaje bellísimo de manantiales y verde, se asciende a lo que fue el poblado minero y a las explotaciones de wolfran del entorno de la Peña del Seo, un balcón excepcional del Bierzo. Como todo Corullón, elevado sobre Villafranca y la A-6. Sin salir del pueblo, el castillo del siglo XV sobre una fortificación del XIV, conserva una robusta torre del homenaje que recuerda a sus señores: El conde de Lemos o los marqueses de Villafranca. En Corullón también la iglesia de San Miguel (s XII) resalta por su singularidad. Lo mismo que la de San Esteban -”ambas BIC-”, que tiene su origen en torno al 1.100 y en la que sobresale su torre de 18 metros sobre los añadidos del siglo XVIII a su planta rectangular. En el interior se esconde una preciosa iconografía. El arte religioso también encuentra una estupenda referencia en el convento franciscano de Cabeza de Alba, al que se llega por una bucólica senda de castaños desde Corullón. Aunque resulte más cómodo desde Toral de los Vados.