Alerta en el río Cúa por el color negro que presenta el agua desde hace días
Todo apunta a que la suciedad proviene de las masas forestales del valle de Fornela calcinadas por un gran incendio en septiembre y ahora arrastradas por las tormentas
El río Cúa parece estar condenado a ser presa de la suciedad y los desastres ecológicos. El último incidente de este tipo se produjo a finales del mes de noviembre del año pasado con la muerte de innumerables truchas a consecuencia de irregularidades en el PH del agua. Entonces, el origen se encontró en el lavadero de escombros de una pizarrera de la zona de Fabero, tal y como apuntaron desde la Confederación Hidrográfica Miño-Sil. Ahora el color negro ha teñido las aguas del río despertando la preocupación entre los alcaldes de los municipios que atraviesa el Cúa, fundamentalmente en Peranzanes, Fabero, Vega de Espinareda, Arganza y Cacabelos.
La suciedad comenzó a notarse en exceso el pasado viernes, parece ser que motivada por la confluencia de dos factores. Por un lado, las tormentas registradas en los últimos días y, por otro, el estado en el que quedó el suelo forestal tras el gran incendio registrado en el valle de Fornela a mediados del pasado mes de septiembre. Las lluvias han arrastrado hasta el cauce del río lodos, cenizas y residuos vegetales contenidos en los montes, tiñiendo de negro el agua y originando un panorama desolador.
«El agua baja tremendamente sucia, pero esperemos que sea un problema puntual», aseguró el alcalde de Vega de Espinareda, Santiago Rodríguez. Precisamente en esta localidad el Ayuntamiento se ha visto obligado a reabrir las compuertas de la playa fluvial y cerrarla al baño ante la gran cantidad de lodo y suciedad acumulada en las últimas 72 horas. Por su parte, el primer edil de Peranzanes, Vicente Díaz, augura la muerte de truchas si la situación no remite. «Para las truchas esto es matador, van a sufrir un daño tremendo», apuntó.