Poesía

El Resplandor Fermín lópez costero

En esta ocasión, tampoco pudo ser. La Real Academia Galega volvió a desestimar la candidatura del poeta astorgano-cacabelense Antonio Fernández Morales al Día das Letras Galegas 2011. Es una pena, porque el año que viene se cumplirá el 150º aniversario de su obra Ensayos poéticos en dialecto berciano , publicada en León en 1861, dos años antes, incluso, que los Cantares gallegos de Rosalía de Castro.

Hubiera sido la segunda vez en la historia de la Real Academia Galega que tal conmemoración se hubiese celebrado fuera de Galicia; y hubiese ocurrido de nuevo en El Bierzo, como en el año 2002, cuando Villafranca acogió el homenaje tributado a Fray Martín Sarmiento. Pero los académicos galaicos han optado por encumbrar al poeta monfortino Lois Pereiro, autor de culto, representante de la eclosión creativa de los años ochenta -“los de la desparecida la Movida madrileña-“ y de la contracultura, que también se lo merece; aunque estoy seguro de que no le hubiera importado esperar un año en ser reconocido.

Pero no todas han sido malas noticias en el Parnaso berciano. Esta semana, el Consejo Comarcal del Bierzo acordó nombrar Hijo Predilecto de la Comarca al villafranquino Juan Carlos Mestre; eso sí, con la abstención del alcalde de Igüeña, que se la tenía guardada al vate de la «Citroneta azul» por un quítame allá unos cielos abiertos. ¡Quién le iba a decir a este edil que se haría famoso gracias a la poesía!

Por otra parte, esta semana también hemos asistido -“unos en cuerpo y otros en espíritu- a la lectura, en León, de la tesis doctoral elaborada por Tomás Néstor Martínez sobre el poeta Diego Jesús Jiménez. Sobresaliente cum laude , como no podía ser menos.

Tomás, para quienes no estén al tanto, es el padre de dos de los eventos literarios más importantes de la provincia: las «Tardes de Autor» de Bembibre y «Poesía a Orillas del Órbigo», de Veguellina, que el viernes pasado inició un nuevo ciclo con la presencia -“en ocasiones salpicada por la lluvia- del poeta Miguel Ángel Curiel, recién llegado de Roma con una maleta llena de versos luminosos.

Entretanto, la «Fiesta de la Poesía» de Villafranca del Bierzo agoniza herida de muerte y melancolía.