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León

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El resplandor Fermín lópez costero

Como bien saben los buenos aficionados, la mayoría de las selecciones de fútbol -”como infinidad de equipos deportivos-” poseen un sobrenombre, la mayor parte de las veces relacionado con los colores de su equipación. La selección brasileña, la que más campeonatos mundiales ha ganado a lo largo de la historia, es conocida como la Canarinha , por el color amarillo de su camiseta; los jugadores de la selección francesa son Les Bleus (Los Azules); la selección italiana es también la Squadra Azzurra (el Equipo Azul); la de Argentina es la Albiceleste, por su camiseta a rayas blancas y azul celeste; la selección de Holanda, nuestra rival del domingo pasado, es la Orange (la Naranja)-¦

Hasta hace unos años, la Selección Española de Fútbol no poseía ningún apodo. Fue el anterior seleccionador, Luis Aragonés, alias El Sabio de Hortaleza, quien comenzó a denominar al equipo español La Roja, puesto que su camiseta es de este color. Luego, los medios de comunicación de todos los colores se encargaron de popularizar el apelativo.

Sin embargo, hay gente bien, hay gente de orden, hay gente como Dios manda, a la que no le gusta que a la Selección Española de Fútbol se le llame La Roja. A muchos, no sólo no les gusta, sino que les escandaliza, les ofende, les irrita. Es evidente que los españoles que no son partidarios de esta denominación son muy perspicaces, pues entienden que eso de La Roja hace referencia, de manera más o menos velada, a la Guerra Civil Española y a los Rojos, que era como llamaban los sublevados al ejército republicano y a sus partidarios. Consideran estos compatriotas que todo responde a una confabulación -”supongo que judeo-masónica-” para ensalzar a la II República a través de los éxitos de la Selección Española.

Durante la dictadura estaba muy mal visto pronunciar las palabras «rojo» o «roja», ni siquiera cuando se hablaba de amapolas o de sangre. Lo correcto entonces era sustituir ese siniestro adjetivo por las palabras «encarnado» o «encarnada». Para corregir este defecto cromático y evitar susceptibilidades, podríamos retroceder en el tiempo y denominar La Encarnada a nuestra selección de fútbol-¦

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