La farolada
Silla baja | josé álvarez de paz
En las calles de la Llaviada y la Calzada, antigua calzada romana esta última, han cambiado las farolas propias del rural para poner otras de autovía con cargo al capítulo de energías renovables del plan Miner, por importe de 120.201 euros. Sorpresa para los vecinos que saben, y a ello ajustan sus proyectos, que las normas subsidiarias de urbanismo vigentes en el lugar, desde hace décadas, no permiten alturas superiores a planta, piso y bajo cubierta. Luminarias de nueve metros donde el amarillo fosforito sobrevuela el valle siempre verde, las casas de piedra y las reglamentarias cubiertas de pizarra negra del país. Es la culminación de un proceso según la técnica del Jack el Destripador, «vayamos por partes», decía aquel. 1. La nueva carretera atravesará parte del asentamiento rural de Noceda y los núcleos medievales de San Justo y Cavanillas, con altas farolas de carretera en los dos últimos casos. 2. Cambiaremos las aceras, en perfecto estado y armonía, construidas recientemente por la Diputación por otras de colores y peor acabadas.Luego nos ocuparemos de algunas farolas de Noceda, poniendo otras en nada parecidas al resto del tramo de carretrera urbana. Todo con fondos destinados a mejorar el hábitat de los pueblos mineros. Ahora le tocó el turno a lo único que quedaba respetuoso con el entorno, dispendio aún más inoportuno en tiempos de escasez, que alimenta esa muerte anunciada del mundo rural, a consecuencia no tanto de la crisis como del mal gusto, el despilfarro y la malversación de los recursos públicos.
Sorprende también que se haga precisamente ahora que la Junta de Castilla y León, Comunidad que figura entre las cuatro con menor pulso demográfico de España, ha anunciado una rebaja para este año del 90,43% con respecto al año anterior, de las ayudas para los municipios del hábitat minero.
La Junta es la tercera de España en número de Consejerías con un frondoso organigrama alimentado por unos 11.000 millones de euros de presupuesto anual. Es una pena que en tan bien pertrechada organización no haya nadie con competencia o capacidad al menos de consejo, para suplir, ya que de luces estamos hablando, la escasez de las mismas en algunos responsables locales.