Diario de León

Reportaje | S. R. Gallardo

El miedo llena las cocheras

Los vecinos exigen más seguridad y esperan que la investigación de frutos pronto

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Ante los lugares, todavía con marcas del fuego, los vecinos se paran o comentan. En los bares y por la calle es el tema de conversación. Los coches que ardieron la madrugada del lunes al martes en los barrios del Temple, Navaliegos y La Estación de Ponferrada tienen en jaque a los vecinos, que esperan no ser los próximos afectados.

La pescadería dañada por uno de los incendios, que calcinó un Ford K, en la calle Alfredo Agosti del barrio del Temple, ya ha reparado las lunas, que quedaron completamente destrozadas, pero en el suelo y en el toldo todavía quedan restos del fuego, así como en el interior del establecimiento, ya que las llamas llegaron incluso a chamuscar las plantas que adornaban el escaparate. La dueña de la pescadería comenta que la gente no quiere dejar el coche en la calle. «Esta es una calle fresca, donde la gente suele aparcar mucho», pero parece que por la noche, los que pueden, evitan hacerlo. «Los clientes son comprensivos, pero la gente está alarmada», concluye.

En el barrio de La Estación, donde en la madrugada del martes ardió una furgoneta, quemando también un contenedor contiguo, los vecinos se encuentran en la misma situación. El vehículo, según cuenta el dueño de un taller situado enfrente del lugar de los hechos, pertenece a un vecino de toda la vida, septuagenario, por lo que descartan cualquier tipo de sabotaje. «Lo han hecho unos gamberros», explica el mecánico. Esta tesis coincide con la de los vecinos de los otros dos barrios, quienes aseguran que se trata de varios menores sin más motivo que el del vandalismo.

Precisamente esa falta de razones hace temer nuevos ataques. El regente de un locutorio en La Estación dice que la gente está preocupada y que espera que «no se convierta en un hobby ». En los bares se respira el mismo temor. Los vecinos piden mayor seguridad, ya que, según ellos, la policía patrulla «cuando pasa algo», pero el resto del tiempo no se encuentran seguros. De noche, los que las tienen, ocupan sus plazas de garaje, pero en algunas zonas apenas hay cocheras. Los que tienen menos suerte eligen para aparcar las calles principales, con más luz, aunque siguen teniendo miedo.

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