Diario de León

El campo berciano no puede absorber al doble de temporeros

Asaja sólo logra ayudar a 170 de los 700 parados que quieren recoger uva y fruta

Temporeros búlgaros recogiendo uva en el Bierzo, en una imagen de archivo.

Temporeros búlgaros recogiendo uva en el Bierzo, en una imagen de archivo.

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carlos Fidalgo | ponferrada
Ponferrada

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Hace cinco años, nadie quería trabajar en la vendimia. Ni recoger fruta. O pimientos. Hace sólo dos, rumanos y búlgaros, sobre todo, cubrían las necesidades de mano de obra temporal de los agricultores bercianos. Este año, la avalancha de personas buscando trabajo ha sido de tal envergadura que sólo uno de cada cuatro personas que se han dirigido a la bolsa de empleo del sindicato Asaja en el Bierzo está recogiendo la uva, la pera conferencia o la manzana reineta. Y la mitad son españoles.

Asaja, que se ha encargado en los últimos tres años de poner en contacto a los agricultores de la comarca con los aspirantes a temporeros, sólo ha podido ayudar esta campaña a unas 170 personas a trabajar en el campo berciano; una de cada cuatro personas inscritas en su bolsa de empleo, que con más de 600 nombres, duplica a la del 2009. Y la estadística empeora si se incluye un centenar más de solicitantes de empleo apuntados en una lista que estos días acaba de remitirles la sede de Cáritas en León.

«Nunca nos había pasado algo así, que desde León nos pidieran ayuda», decía ayer el delegado del sindicato en la comarca, el fruticultor Roberto Canedo.

El perfil del temporero ha dado un vuelco en sólo dos años. La mano de obra de los países del Este compite ahora con la mano de obra nacional. Y joven. Cada vez son más los veinteañeros, estudien o no, que buscan ganarse un dinero estos días en la vendimia, como sucedía en décadas pasadas. La bonanza económica había hecho que desaparecieran de las solicitudes y ahora han vuelto.

«Hace cinco o seis años teníamos muchas dificultades para recoger la cosecha. No encontrábamos mano de obra y se tiraba de la familia», contaba ayer Canedo, atendiendo su teléfono móvil desde una de sus fincas de frutales.

En las estadísticas de Asaja aparecen también «casos dramáticos», cuentan en su sede de Ponferrada. Personas que se agarran a cualquier cosa y que estarían dispuestas a viajar, no ya desde León, sino desde lugares tan lejanos como Pontevedra o Asturias con tal de trabajar unos días, empujando canastos de uva o de manzanas porque no tienen otra alternativa.

Este año además, la oferta de mano de obra en el campo incluso se ha reducido ligeramente porque la cosecha de uva es menor que en el 2009, cuando Asaja ayudó a contratar a dos centenares de peones, la mitad de ellos extranjeros; búlgaros y rumanos que aprovechaban la libertad de circulación tras la entrada de sus países en la Unión Europea para viajar al Bierzo en busca de un trabajo que no atraía a nadie más y que ha pasado a ser una tabla de salvación. Por unos días.

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